Alumni U. de Chile

Constanza Avello, asesora en ACHIPIA: “La U. de Chile tiene un sello social, que es la preocupación por nuestro entorno”

Alumni U. de Chile: entrevista a Constanza Avello, asesora en ACHIPIA
Constanza Avello
Como asesora del área de Evaluación de Riesgos Alimentarios en la Agencia Chilena para la Inocuidad y Calidad Alimentaria (ACHIPIA) del Ministerio de Agricultura, su misión es conectar la evidencia técnica con la vida diaria de las personas, transformando datos complejos en recomendaciones claras que protegen la salud pública.
Constanza Avello
Se graduó en 2019 del Magíster en Ciencia y Tecnología de los Alimentos en la Universidad de Nebraska-Lincoln, en EE.UU., como parte de un proyecto colaborativo entre dicha universidad y la Agencia Chilena para la Inocuidad y Calidad Alimentaria (ACHIPIA). En la foto junto a la Dra. Bing Wang.
Constanza Avello
Constanza Avello es la actual vicepresidenta de la directiva de la red Alumni Favet, que tiene como objetivo fortalecer la comunidad de egresadas/os de la facultad. En octubre de este año tuvieron un gratificante reencuentro.

Para Constanza Avello, titulada de Medicina Veterinaria de la Universidad de Chile, su trabajo trasciende el escritorio y los informes científicos. Como actual asesora en el área de Evaluación de Riesgos Alimentarios en la Agencia Chilena para la Inocuidad y Calidad Alimentaria (ACHIPIA) del Ministerio de Agricultura, su misión es conectar la evidencia técnica con la vida diaria de las personas, transformando datos complejos en recomendaciones claras para proteger la salud pública.

“El desafío, pero también una misión, es llevar este conocimiento a la sociedad”, afirma Constanza. Es bajo esta premisa que su rol en ACHIPIA adquiere un profundo sentido de servicio. “Uno siente que está haciendo un aporte a la sociedad”, reflexiona. Esta convicción la motiva a innovar en la comunicación, desarrollando boletines, posts para redes sociales y, pronto, un podcast en colaboración con la Fundación de Comunicaciones, Capacitación y Cultura del Agro (FUCOA) del Ministerio de Agricultura para acercar la inocuidad alimentaria a los hogares chilenos. “Para que la gente en su casa sepa qué cosas hacer y qué no hacer, que confíe más en los servicios y menos en los influencers”, señala.

Uno de los ejemplos más tangibles de su labor es el estudio sobre la reutilización de aguas grises –aguas domiciliarias de la ducha, lavadora o lavaplatos– para el riego de hortalizas. “A raíz de ese estudio concluimos que se pueden reutilizar, pero las aguas tienen que tratarse”, explica. Esta evidencia científica, solicitada por el Congreso Nacional de Chile, se convierte en una solución práctica y basada en datos para enfrentar la escasez hídrica, asegurando al mismo tiempo que los alimentos que llegan a la mesa sean seguros.

Al preguntarle por los próximos desafíos globales en inocuidad alimentaria, Constanza no duda: la crisis climática es central. “El tema de escasez hídrica es un gran tema”, señala, explicando que menos agua significa mayor concentración de microorganismos. “El mismo aumento de temperatura favorece el crecimiento de microorganismos en los alimentos. Se prevé también un aumento en el uso de pesticidas”. A esto se suma la resistencia antimicrobiana y el incremento en la demanda de alimentos, lo que implica una mayor producción y la necesidad de alternativas seguras y sostenibles para el manejo de enfermedades infecciosas, por ejemplo, en animales de producción. Estos son temas transversales que requieren un enfoque de “Una Sola Salud” (One Health), que interconecta la salud humana, animal y ambiental.

La formación de un puente científico

La trayectoria de Constanza es un testimonio de la internacionalización del conocimiento. Tras sus primeras experiencias en ACHIPIA cuando estaba estudiando su pregrado, surgió una oportunidad única: un Magíster en Ciencia y Tecnología de los Alimentos en la Universidad de Nebraska-Lincoln, en EE.UU., como parte de un proyecto colaborativo entre dicha universidad y la agencia chilena.

“Este proyecto nace a raíz de que en esa universidad habían expertos en un área que a nosotros nos interesaba: la evaluación de los riesgos alimentarios”, recuerda. Su investigación se centró en cómo los pequeños productores de frambuesas en Chile podían implementar tratamientos de agua para asegurar la inocuidad de sus productos. “A través de estudios científicos, fuimos capaces de aconsejar a los productores con buenas prácticas”, destaca. “Con eso se abrió un mundo de posibilidades para trabajar también con los extensionistas del Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP)”, agrega.

Esta experiencia no solo fue un logro académico, sino que consolidó su rol como un puente científico entre Chile y Estados Unidos. “La formación científica muy rigurosa que tenemos en la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias (Favet) de la Universidad de Chile obviamente me permitió sacar adelante el magíster”, afirma. “Gracias a eso pude volver a ACHIPIA para desempeñarme como evaluadora de riesgo alimentario”. Hasta hoy mantienen una fructífera colaboración con la universidad estadounidense, demostrando el valor de las redes internacionales.

El sentido de lo colectivo

El vínculo de Constanza con la inocuidad alimentaria nació en las salas de clases y terrenos de la Universidad de Chile. Al entrar a Medicina Veterinaria, confiesa que estaba “bien perdida” en cuanto a su especialización. “Cuando entré, en los primeros años, la verdad es que solo sabía que me gustaban los animales”, asegura.

Fue en tercer año donde encontró su rumbo gracias al curso de Agricultura Familiar Campesina, impartido por la profesora Anita Soto. “Fue mi primer acercamiento a lo que es la inocuidad alimentaria”, relata. “Ella nos comentaba sobre la importancia de la inocuidad en la producción de los alimentos de pequeños agricultores”, explica. Una salida a terreno a Canela, en la región de Coquimbo, para conocer a productores de queso de cabra, dejó en ella una huella. “Esas experiencias me marcaron para elegir mi área de especialización”, afirma.

Posteriormente, los ramos específicos de Inocuidad Alimentaria y de Control y Aseguramiento de los Alimentos, junto con el decisivo encuentro con la doctora Javiera Cornejo, terminaron de definir su camino. “Era una persona que venía de trabajar en ACHIPIA y que estaba muy conectada al ámbito laboral, donde realmente se hacen las cosas”, cuenta. Bajo su tutela, Constanza realizó su tesis y, crucialmente, una práctica profesional en la agencia que fue la puerta de entrada a su vida laboral y al ámbito internacional.

Para Constanza, el sello de la Universidad de Chile es inconfundible y perdura en su quehacer profesional. “Siempre he notado que los estudiantes de veterinaria de la facultad tienen un sello social, que es la preocupación por nuestro entorno y las problemáticas que tenemos como país”, asegura. Este enfoque colectivo, que ve en sus compañeros y profesores, lo describe como “la búsqueda de un objetivo común más grande que el propio”.

Como actual vicepresidenta de la directiva de la red Alumni Favet, Avello está comprometida con fortalecer la comunidad de egresadas/os. “He estado yendo a la facultad previo a ser parte de esta directiva, porque me han invitado a hacer clases en el ramo de inocuidad alimentaria de la doctora Pilar Oviedo, lo que también ha sido una experiencia muy positiva para conectar con las y los estudiantes”, relata.

Tras un gratificante reencuentro en octubre en las dependencias de la facultad, proyecta una red robusta, inspirada en el potente modelo que conoció en el extranjero. “La idea es que el próximo año vayan más personas de generaciones más recientes”, comenta. Su visión es de reciprocidad: “No estamos buscando qué podemos recibir de esta red, sino qué podemos entregar a la red”. Ya sea guiando a quienes recién egresan, compartiendo experiencias o generando proyectos en conjunto, su objetivo es claro: “Fortalecer estas redes para un bien común”, asegurando que el sello de responsabilidad social de la Universidad de Chile siga creciendo e impactando en el mundo.