Patrimonio

U. de Chile celebra 31 años del Archivo Central Andrés Bello con tres de sus libros más peculiares

U. de Chile celebra 31 años del Archivo Central Andrés Bello
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Fue un 10 de agosto de 1994, cuando la Universidad de Chile creó el Archivo Central Andrés Bello de la antigua Biblioteca Central de la institución, con el objetivo de contar con un espacio único para conservar y poner en valor la memoria documental y patrimonial de la Casa de Bello y la del país.
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Entre las joyas que custodia el Archivo Central Andrés Bello, dentro de su Archivo Fotográfico se encuentra un álbum que contiene un conjunto de cartes de visite, en su mayoría están compuestas por papel albuminado, un formato muy apreciado durante la segunda mitad del siglo XIX en Chile.
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Este álbum tiene la particularidad de estar compuesto por elementos naturales como flores, plumas, hojas, ramas, integradas en composiciones artísticas como parte del paisaje. Esta práctica, reflejaba una concepción estética que buscaba “dominar” la naturaleza y transformarla en objeto de arte.
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Este ejemplar en particular, no solo fue pensado como objeto de colección sino también como pieza de exhibición. Para Fernanda Vera, este álbum debió haber estado destinado a ser contemplado en espacios de reunión, donde su estética y originalidad cautivaran a los visitantes.
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Otro importante ejemplar a destacar es el “Arte de pájaros”, una obra realizada y pensada inicialmente para celebrar el cumpleaños número 60 de Pablo Neruda, en 1964, de parte de la Sociedad de Amigos del Arte Contemporáneo.
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Este libro terminó por publicarse en 1966 y esta edición combina poemas del Premio Nobel dedicados a pájaros chilenos con ilustraciones de destacados artistas nacionales, creando un diálogo entre poesía, arte y naturaleza.
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En la primera parte de la obra, presenta una selección de aves chilenas, junto con sus nombres científicos. Esto refleja el interés de Neruda por unir ciencia y poesía. El autor, en aquella época ya estaba familiarizado con la malacología, pudo admirar estas especies desde una perspectiva que combina observación científica y escritura.

Fue un 10 de agosto de 1994, cuando la Universidad de Chile creó el Archivo Central Andrés Bello de la antigua Biblioteca Central de la institución, con el objetivo de contar con un espacio único para conservar y poner en valor la memoria documental y patrimonial de la Casa de Bello y la del país.

Ubicado en el corazón de la Universidad de Chile, el Archivo Central Andrés Bello dependiente de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones (VEXCOM), ha dedicado más de tres décadas a custodiar, investigar, difundir y poner a disposición del público, valiosos libros y documentos pertenecientes a importantes figuras tanto universitarias como nacionales. Así como diversos objetos patrimoniales que fueron parte de hechos históricos relevantes para nuestra historia. Es durante este tiempo que esta unidad ha logrado que diversos conjuntos sean declarados Monumento Nacional en la categoría de Monumento Histórico, entre estos se encuentran las colecciones Neruda, Manuscritos, Americana; el Fondo Justicia Espada; y los negativos de la exposición fotográfica más grande del país, Rostro de Chile.

Para Fernanda Vera, directora del Archivo Central Andrés Bello, la importancia y labor fundamental de este núcleo patrimonial, durante ese tiempo ha sido pensar para “la comunidad y para el país. Es un compromiso que tiene la Universidad de Chile de aportar a la cultura y a la construcción identitaria de Chile y sus habitantes. Toda la labor y el trabajo que hace este equipo y el que han hecho los equipos a lo largo de todos estos años, dice relación con eso, en cómo describimos y cómo aportamos. Cómo conservamos, restauramos y ponemos en valor objetos, documentos y libros es un aporte relevante para todas las chilenas y chilenos. 

Tres tesoros para conmemorar 

Para celebrar su aniversario número 31, el Archivo Central Andrés Bello, presenta tres piezas patrimoniales que destacan tanto por su materialidad como por las historias que se desprenden. Nathaly Calderón, coordinadora del Área de Educación y Mediación Cultural, señaló que “todos estos libros permiten también apreciar las materialidades del archivo y entender el libro como un objeto complejo. No se trata solo de su contenido, sino que se pueden apreciar una serie de procesos como la encuadernación, la elaboración del papel, la tipografía, imprenta y, por lo tanto, se evidencia la presencia de numerosas personas que participaron en la elaboración de estos productos culturales y estéticos”.

Álbum fotográfico de albúminas

Entre las joyas que custodia el Archivo Central Andrés Bello, dentro de su Archivo Fotográfico se encuentra un álbum que contiene un conjunto de cartes de visite, en su mayoría están compuestas por papel albuminado, un formato muy apreciado durante la segunda mitad del siglo XIX en Chile. Gran parte de estas imágenes fueron elaboradas a través de la aplicación de albúmina sobre el papel fotográfico, una técnica que utilizaba la proteína de la clara de huevo para fijar la imagen y hacerla durar en el tiempo.

En este sentido, estas piezas revelan tanto los sentidos como las prácticas estéticas de su tiempo. Esta maravillosa pieza llegó al Archivo gracias a la donación realizada por el profesor y abogado José Guillermo Guerra quien fue decano de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile. Estas imágenes coleccionables se conservan en un álbum de tapas gruesas y de hermosa confección, que usualmente buscaba tanto proteger a las imágenes del desgaste, preservar su calidad original y crear un sentido de colección.

Entre este conjunto de personajes de la historia de Chile, sobresale una imagen del general Manuel Maruri, sentado, mientras un hombre a su lado, su sirviente, sostiene su sombrero. Esta escena poco usual contrasta con la típica fotografía decimonónica y abre espacio a interpretaciones sobre relaciones de jerarquía y servidumbre aportando una mirada distinta a las usuales en aquella época.

Álbum Pintoresco Herbario

A diferencia del álbum anterior, esta pieza proviene de la Colección Neruda y llegó al Archivo Central Andrés Bello en 1954, junto con la donación que el Premio Nobel realiza a la Universidad de Chile y se puede observar que conserva el exlibris del poeta.

Este álbum tiene la particularidad de estar compuesto por elementos naturales como flores, plumas, hojas, ramas, integradas en composiciones artísticas como parte del paisaje. Esta práctica, reflejaba una concepción estética que buscaba “dominar” la naturaleza y transformarla en objeto de arte.

En los distintos álbumes que se encontraban en aquella época, coexistían scrapbooks, amicorums, compilaciones fotográficas y de partituras. En particular, este ejemplar destaca además por el buen estado de conservación que mantiene hasta la actualidad dado que fue creado en 1878.

Loreto Millar, coordinadora del Área de Conservación y Restauración Patrimonial, explica que antiguamente en estos procesos se empleaban ácidos para estabilizar colores y controlar la humedad, y que existían métodos alternativos más artesanales, como el uso de contenedores con harina o sal para absorber la humedad de las hojas.

Este ejemplar en particular, no solo fue pensado como objeto de colección sino también como pieza de exhibición. Para Fernanda Vera, este álbum debió haber estado destinado a ser contemplado en espacios de reunión, donde su estética y originalidad cautivaran a los visitantes.

Arte de pájaros

Otro importante ejemplar a destacar es el “Arte de pájaros”, una obra realizada y pensada inicialmente para celebrar el cumpleaños número 60 de Pablo Neruda, en 1964, de parte de la Sociedad de Amigos del Arte Contemporáneo. Sin embargo, este libro terminó por publicarse en 1966. Esta edición, combina poemas del Premio Nobel dedicados a pájaros chilenos con ilustraciones de destacados artistas nacionales, creando un diálogo entre poesía, arte y naturaleza.

En la primera parte de la obra, presenta una selección de aves chilenas, junto con sus nombres científicos. Esto refleja el interés de Neruda por unir ciencia y poesía. El autor, en aquella época ya estaba familiarizado con la malacología, pudo admirar estas especies desde una perspectiva que combina observación científica y escritura.

La segunda sección, titulada “Pajarantes”, reúne textos sobre aves imaginarias, con títulos como “El pájaro ella” o “El pájaro yo”, que fueron representados visualmente por los artistas con un estilo más libre y creativo. Este singular proyecto contó con la dirección artística de Mario Toral y la tipografía estuvo a cargo de Mauricio Amster, un importante tipógrafo que llegó al país gracias al Winnipeg, y aportó enormemente a la industria editorial de la época. Finalmente, el resultado es un ejemplar que integra patrimonio natural, literario y visual, para conmemorar al poeta y dar a conocer la riqueza de las aves reales e imaginarias que habitan su obra.

A través de estas piezas y de su labor constante, el Archivo Central Andrés Bello reafirma su misión de custodiar y abrir a la comunidad los testimonios materiales que narran la historia cultural de Chile, permitiendo reflexionar (en palabras de sus propios profesionales) sobre quiénes hemos sido, quiénes somos y quiénes queremos seguir siendo.

“La Universidad de Chile, y especialmente el Archivo Central Andrés Bello, cumplen una misión fundamental al custodiar y garantizar el acceso a este patrimonio que nos habla de nuestra historia y de quiénes somos. Nos invita a reflexionar sobre quiénes hemos sido, quiénes somos y quiénes queremos seguir siendo”, señaló Vera.