Chelín es una isla próxima Castro, cuyo nombre que significaría "cerro pequeño" no hace justicia a la belleza de su entorno. Ubicada frente a la isla de Quehui, conserva aquí una de las iglesias mas bellas del archipiélago, que recién a fines de noviembre del año pasado consiguió ser declarada como Monumento Nacional.
Quien navega por el área descubrirá de inmediato la figura de esta iglesia de Chelín Alto o Huechu Chelín -dedicada a Nuestra Señora del Rosario?, la que se puede apreciar perfectamente
en su armónico ambiente de agua, bosque y casas.
Noticias escritas de Chelín se registran en 1725, cuando en la Real Audiencia se anota una encomienda cedida a Don Antonio Gómez Moreno (Archivo Gay?Morla) y hacia 1734 se registra un pueblo de indios con capilla. En 1888 se instaura en Chelín Alto una parroquia, con sacerdote en residencia, la que debía atender las almas de las islas circundantes. Actualmente, esta iglesia tiene el estatus eclesial de capilla.
La familia de Eudulio Vera, de 79 anos, ha estado siempre ligada a esta isla a incluso sus abuelos llegaron a tener una capilla propia, la que debió ser desbaratada cuando el era aún un niño, en ese lugar reposan los restos de sus antepasados. "Era una iglesia chica, pero bonita; cuando era chico íbamos a jugar allí, pero ya era un peligro porque estaba muy vieja", relata.
Según le contaron sus padres, la madera de ulmo, tepa, canelo y alerce para la iglesia de Chelín fue traída de la zona de la cordillera, en Palena. "Conversaban que se iban con lancha y allá labraban los postes y después los traían. Los viajes parece que eran largos, porque se iban

en la lancha, incluso con una señora cocinera". "Lo que me conversaba mi papá es que vino un caballero de Curahue, de la costa de Rilán, a trabajar aquí y que é1 era el que sabía, incluso aquí sé cash también... dejó iglesia y familia", se ríe.
La pintura imitación mármol se iba haciendo en la medida que se iban terminando las obras. "Había un pulpito muy bonito en la nave, pero vino un sacerdote y lo echó abajo. Estaba pegado en una columna y estaba pintado con imitación mármol también, entonces ahí subía a hablar el sacerdote. Esa baranda que tiene la iglesia, esa también la echaron abajo. A mí el sacerdote, que éramos amigos, me pidió que lo ayudara a sacarla, pero yo no lo acepté... jamás podría hacer algo así, pero hubo otro que sí lo ayudó y después ese caballero se arrepintió, porque era muy bonita. Ahora pusieron la baranda y trataron de dejarla como estaba".
Cuando el 22 de mayo de 19560 la tierra se movió en el gran terremoto, afortunadamente la iglesia no sufrió grandes danos. Don Eudulio la vio moverse desde su casa, "parecía que nunca iba a terminar. La campana empezó a sonar y mi señora empezó a decir 'quien se subió a repicar', después nos arrancamos al cerro, por miedo al mar. Cuando pasó un poco volví y entró a la iglesia y bajó algunos santos de los nichos, porque se corrieron algo de su lugar, pero no se cayó ninguno... Hubo uno que se incrustó en el cielo raso de la iglesia, en realidad la corona fue la que saltó".
Arreglar los daños dejados por el terremoto fue una tarea comunitaria en la isla. "Antes había mas cooperación, ahora como que la juventud no coopera tanto. Imagínese que la isla Chelín haya hecho una iglesia de éstas... cuanto habrán cooperado. Es harto trabajo. Yo no creo que ahora Chelín sea capaz solo de reparar esta iglesia".
Don Eudulio recuerda también las épocas en que Chelín era parroquia y relata que "aquí hubo párroco establecido y de cuando era chico recuerdo al sacerdote Gregorio Chacón y de ahí pasaron varios mas y el ultimo que tuvo asiento aquí fue Manuel Sotomayor". También venían monjas a hacer misiones y las señoritas de la isla eran las encargadas de enseñar el catecismo.
Las fiestas religiosas han cambiado también con el tiempo. "Aquí la del 8 de diciembre era muy celebrada, venían las capillas de Quehui con sus santos y sus chalupas, pero después lo prohibieron porque la fiesta se prestaba para borracheras. Quién sabe". Ahora las fiestas no tienen la pompa de antaño.
En cuanto a su conservación, la iglesia de Chelín es una de las que mejor estado tiene y solo el revestimiento de los muros exteriores presenta un regular estado. Aquí se realizaron importantes obras de restauración, las que fueron financiadas por una empresa salmonera establecida en la zona.

Lo que hace singular a esta capilla es que en ella esta patente el estilo neoclásico que imperó en el archipiélago al momento de levantar las iglesias tradicionales, lo que se nota en sus decorados y en las pinturas imitación mármol. En su interior guarda un hermoso crucifijo de talla completa y policromado, así como la imagen de Jesús Nazareno.
Si bien en principio se pensaba que esta iglesia iba a formar parte del grupo que fue declarado Patrimonio de la Humanidad, esta distinción no se pudo alcanzar para ella, no por falta de meritos, sino por demoras en la tramitación. En compensación, salió a fines de noviembre su declaratoria como Monumento Histórico Nacional.

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