A 105 años de su fallecimiento

El legado del poeta José Domingo Gómez Rojas, símbolo de resistencia social y estudiantil

El legado del poeta José Domingo Gómez Rojas
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El Archivo Central Andrés Bello de la Universidad de Chile recuerda a José Domingo Gómez Rojas, poeta y emblema de la juventud estudiantil de la década de 1920.
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El 1 de octubre de 1920, más de 50 mil personas acompañaron su entierro en el Cementerio General, en una de las manifestaciones públicas más multitudinarias de la época.
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“El “poeta cohete” se transformó en un referente para los estudiantes organizados en la FECH incluso en la época de la dictadura. Un símbolo de resistencia que fue resignificado en distintos contextos represivos", señaló Gabriel González..
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El Archivo Central Andrés Bello de la Universidad de Chile custodia gran parte de la obra de Gómez Rojas, escrita entre 1913 y 1915 en un cuaderno titulado Opera Omnia.
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Asimismo, se conserva una carta del joven poeta a Daniel Galdames y una copia de Rebeldías líricas (1913), perteneciente a la Colección Neruda.
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En 1913, a los 17 años, publicó su único libro en vida, Rebeldías líricas, texto caracterizado por la fusión de la estética modernista con un fuerte tono social y político.

El 29 de septiembre se cumplen 105 años del fallecimiento de José Domingo Gómez Rojas en la Casa de Orates de Santiago, a los 24 años de edad. Fue una joven víctima de la persecución política contra estudiantes, intelectuales y obreros que adherían a ideales anarquistas. Su muerte marcó un hito en las primeras décadas del siglo XX.

Nacido en Santiago en el seno de una familia obrera, Gómez Rojas estudió en el Liceo Manuel Barros Borgoño y posteriormente ingresó a la Universidad de Chile para seguir las carreras de Derecho y Pedagogía en Castellano. En este periodo participó activamente en la Federación de Estudiantes de Chile (FECh) y estableció un fuerte vínculo con organizaciones obreras como la Industrial Workers of the World (IWW) y la Federación Obrera de Chile (FOCH).

Además de su compromiso con las causas sociales, Gómez Rojas era conocido como el “poeta cohete” y, posteriormente, como el “Rimbaud chileno”, apodos que simbolizan una vida intensa que se apagó demasiado pronto. Pablo Neruda lo recordó como la “joven esperanza de la poesía chilena”. Su círculo cercano incluyó a escritores como Manuel Rojas, Antonio Acevedo Hernández y José Santos González Vera, quienes lo evocaron como un joven brillante y vibrante. Este carácter fue retratado por Vera en su obra Cuando era muchacho (1951).

Asimismo, Manuel Rojas recordó en sus memorias una anécdota ocurrida durante el interrogatorio del juez José Astorquiza. Ante la pregunta de si era anarquista, Gómez Rojas respondió con ironía y lucidez: “No tengo, señor ministro, la disciplina moral suficiente para pretender ese título, que nunca mereceré”.

Aunque breve, la obra de Gómez Rojas dejó una huella perdurable en la literatura chilena. En 1913, a los 17 años, publicó su único libro en vida, Rebeldías líricas, texto caracterizado por la fusión de la estética modernista con un fuerte tono social y político. Ignacio Álvarez, académico del Departamento de Literatura de la Facultad de Filosofía y Humanidades, señaló que en dicha publicación el joven poeta “dedicó varios poemas a los ‘locos sublimes’ —Cristo, el Quijote, Colón—, a la revolución mexicana, a los inmigrantes, y subraya su entusiasmo por una radical originalidad”.

En ese libro escribió: “Yo, hijo de este siglo hipócrita y canalla, reniego de mi siglo y salgo a la batalla, con gritos de amenaza y ayes de rebelión, y son mis cantos rojos, como la dinamita, y como mis dolores, como mi ansia infinita, como mi sed eterna de eterna redención”.

La persecución política y el “proceso a los subversivos”

En Chile, la década de 1920 estuvo marcada por una intensa efervescencia política y social, donde estudiantes y sectores populares exigían mejores condiciones de vida frente al alza de los productos básicos. En este contexto se instauró el llamado “proceso a los subversivos”, una campaña de persecución contra dirigentes sindicales, anarquistas, socialistas y universitarios. La FECh emergió entonces como un actor cultural y político de gran relevancia, organizando conferencias, publicaciones y debates.

Paralelamente, el país estaba envuelto en la “Guerra de Don Ladislao”, llamada así por Ladislao Errázuriz, quien como ministro de gobierno de José Luis Sanfuentes, fabricó la idea de una inminente guerra contra Perú y Bolivia, ordenando la movilización de tropas hacia la frontera e incitando el fervor patriótico como estrategia para salir de la enorme crisis social que vivía el país en aquel periodo. Fue en este escenario que se decretó la “Ley Marcial”, otorgando al ejército el control del orden público. Es así que cuando el gobierno de Arturo Alessandri Palma y diversos sectores exigían un total respaldo patriótico, la FECh adoptó una postura pacifista, defendiendo que el pueblo y los estudiantes no debían ser arrastrados a una guerra en beneficio de intereses ajenos a la mayoría.

En ese escenario, el 21 de julio de 1920 la sede de la FECh fue brutalmente asaltada y destruida por un grupo de manifestantes que acusaban a los universitarios de “antipatriotas” por sostener una posición pacifista y de respeto a la democracia. Este hecho dio inicio a una ola de detenciones contra estudiantes, intelectuales y dirigentes obreros vinculados a la IWW y al anarquismo.

El 25 de julio de 1920, Gómez Rojas fue arrestado en su hogar durante las redadas ordenadas por el fiscal José Astorquiza, en el marco del “proceso a los subversivos”. En el allanamiento se incautaron revistas obreras, libros de anarquismo, socialismo y panfletos de apoyo a presos políticos. Fue acusado de “subversión”.

Primero fue recluido en la Cárcel de Santiago, donde fue maltratado, luego trasladado a la Penitenciaría, donde sufrió condiciones inhumanas de aislamiento y tortura, y posteriormente regresado a la Cárcel de Santiago, donde su salud se deterioró rápidamente. Pese a los esfuerzos de familiares, compañeros e intelectuales por obtener su liberación o al menos una atención médica adecuada, fue finalmente derivado a la Casa de Orates, donde contrajo meningitis y falleció el 29 de septiembre de 1920, a las 10:30 horas.

Álvarez destacó que, tras su muerte, Gómez Rojas “se convirtió en una figura central para el anarquismo chileno. Manuel Rojas entrega una versión de ese proceso en La oscura vida radiante: la locura termina siendo un escape que lo libera de la cárcel”.

Un funeral multitudinario y un legado vivo

La noticia de su deceso causó enorme conmoción. El 1 de octubre de 1920, más de 50 mil personas acompañaron su entierro en el Cementerio General, en una de las manifestaciones públicas más multitudinarias de la época. Santiago se paralizó: hubo paro general de las organizaciones obreras, suspensión del transporte de tranvías y discursos de estudiantes e intelectuales denunciando la brutalidad de su encarcelamiento.

En aquella ocasión, el presidente del Centro de Estudiantes de Derecho de la Universidad de Chile, Pedro León Ugalde, pronunció un discurso que reflejó dos formas de recordar a Gómez Rojas, en primer lugar, con el dolor de la pérdida acompañado de la denuncia hacia los responsables, y por otra parte, con la exaltación de su figura como símbolo de la alianza entre trabajadores y estudiantes en la búsqueda de una transformación social.

Desde entonces, Gómez Rojas ha sido considerado mártir del movimiento estudiantil. Gabriel González, coordinador de Gestión Cultural y Extensión del Archivo Central Andrés Bello, indica: “El “poeta cohete” se transformó en un referente para los estudiantes organizados en la FECH incluso en la época de la dictadura. Un símbolo de resistencia que fue resignificado en distintos contextos represivos. Es posible ver su imagen en panfletos incautados, por ejemplo, en el marco de los sumarios administrativos que la intervención militar realizó en la Universidad de Chile contra estudiantes en la década de los ochenta”.

Asimismo, con el tiempo, su obra ha sido reeditada, estudiada y su memoria preservada en homenajes, como el parque que lleva su nombre frente a la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile.

Su legado a resguardo en el núcleo patrimonial de la U. de Chile

El Archivo Central Andrés Bello de la Universidad de Chile custodia gran parte de la obra de Gómez Rojas, escrita entre 1913 y 1915 en un cuaderno titulado Opera Omnia. Asimismo, se conserva una carta del joven poeta a Daniel Galdames y una copia de Rebeldías líricas (1913), perteneciente a la Colección Neruda. Actualmente, estos documentos pueden revisarse en la Biblioteca Digital de la Universidad de Chile.

Del mismo modo, el Archivo resguarda ejemplares de la revista Claridad, órgano de difusión de la FECh, cuyo primer número apareció tras la muerte del joven poeta. En sus páginas es posible constatar las detenciones sufridas por estudiantes en ese periodo, así como los homenajes posteriores promovidos por universitarios, intelectuales y trabajadores a José Domingo Gómez Rojas.