Aniversario Facultad 80 años:

Egresados Alumni de Química narran sus recuerdos sobre el periodo de fusión con la Facultad de Ciencias

Memorias de egresados de Química sobre la fusión con Ciencias

Corría el año 1981. La Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile, que en ese entonces se llamaba Facultad de Ciencias Químicas y Farmacológicas (modificación realizada en 1976), se preparaba para vivir un importante cambio: se fusionaría con la Facultad de Ciencias, dictando la carrera de Química de manera compartida. Esta unidad académica conjunta se bautizaría como Facultad de Ciencias Básicas y Farmacéuticas, periodo iniciado bajo la decanatura de Juan Morales Malva.

Sin embargo, en 1985 esta fusión fue revertida, restituyéndose la Facultad de Ciencias y nuestra Facultad que ahora pasó a recibir el nombre que conserva hasta la actualidad: Ciencias Químicas y Farmacéuticas.

Dos egresados que fueron parte de las generaciones que vivieron la fusión relatan sus recuerdos sobre este periodo. Uno de ellos es Jorge Bravo Rioja, docente de nuestra facultad, quien ingresó a la carrera de Química en 1983.

“Cuando entré a la carrera desconocía que estábamos bajo esta modalidad. Nos llamaban Química compartida. Teníamos ramos en Palmeras, donde actualmente está el Campus Juan Gómez Millas y en Olivos”, relata. Jorge tuvo clases también en el emblemático edificio de Vicuña Mackenna 20 y en el Campus Beauchef.

“Lo recuerdo como itinerante. Nos teníamos que trasladar mucho. Una de las desventajas era que en el fondo no éramos de ninguna parte. La ventaja era que a veces nos facilitaban las cosas. Por ejemplo, si algún ramo no lo podíamos tomar en Olivos, lo tomábamos en Palmera, y viceversa”, narra.

Otra gran diferencia radicaba en las orientaciones académicas: “En Palmera era la licenciatura. En Olivos era más amplio, tenía también una orientación hacia la industria”, complementa.

Otro egresado que le tocó vivir este momento fue Carlos Donoso, quien ingresó a la carrera en 1984. Recuerda que los estudiantes del periodo de fusión eran denominados los híbridos.

“Una de las características es que teníamos clases en las dos facultades. Nosotros semestre a semestre cambiábamos de facultad. Empezábamos, por ejemplo, con Química General I en Palmeras y después Química General II en Olivos”, rememora.

Carlos recuerda las clases de Química General en Olivos, que eran impartidas para un numeroso grupo de estudiantes de Química, Ingeniería en Alimentos, Química y Farmacia, y Bioquímica. “Si tú te quedabas muy atrás o llegabas tarde, porque ahí se peleaban los primeros asientos, entonces había pocas posibilidades de seguir el hilo de la clase. El profesor hablaba fuerte, pero era complicado”, opina.

En cambio, en Palmeras el grupo de estudiantes en la sala solo estaba compuesto por químicos, siendo un grupo más minoritario.

“La fusión mezclaba los dos mundos, el mundo académico por un lado y el mundo profesional. Porque la mirada de Olivos era profesional y de industria. En cambio, en Palmera la visión era académica, científica”, detalla.

También recuerda la exigencia académica. “En Analítica I en Olivos teníamos que resolver un problema, nos pasaban una muestra, teníamos que hacer una marcha de cationes, una marcha de aniones y en 4 horas saber qué teníamos en el frasco. Y te sacabas un uno o un siete”, sostiene. Asimismo, trae a la memoria el curso Técnicas de laboratorio, que era un ramo inicial muy completo.

“El periodo de fusión tenía una mezcolanza y una interrelación que a mí me gustaba mucho, aunque me cansaba el moverme de un lado para otro, sobre todo con la toma de electivos”, agrega.

Experiencias cruzadas

Entre los académicos que rememora Jorge Bravo están el Prof. Pedro Fuhrmann, quien dictó Técnicas de Laboratorio y el Prof. Renato Figari con Cálculo. Asimismo, el Prof. Jaime Sapag de Operaciones Unitarias. “Yo hice la tesis con el Prof. Fernando Valenzuela, [que] siempre fue un buen guía como profesor y amigo. Yo siempre digo que gracias a Fernando hago clases en la facultad”, reconoce.

“Yo me junto todavía con mis compañeros de curso. De hecho, hace como un mes atrás nos juntamos varios. Todos se pudieron insertar bien en el mundo laboral”, narra.

“Yo participaba de las semanas mechonas, de las fiestas. Fue un periodo convulso en plena dictadura militar. En esos años, partió la protesta estudiantil. La mayoría participamos activamente. Tuvimos paros prolongados en el periodo del rector Federici”, reconoce.

Por su parte, Carlos Donoso recuerda a Figari que realizaba el curso de Matemáticas, al químico farmacéutico Pedro País que hacía ayudantías de Matemáticas en Olivos, Amelia Márquez y su esposo que hacían clases de Química Orgánica. “Todavía me acuerdo del rostro de los profesores”, dice.

“Yo tocaba la guitarra, participaba en las peñas de la Facultad. Tuve el honor de conocer a Ricardo Silva. Fui amigo, tocábamos guitarra juntos, en este tiempo me acuerdo [de] que varios amigos incluyendo Ricardo me pidieron que fuera una especie de director musical. Yo participé con ellos, hicimos un grupo y tocamos un par de veces, nos presentamos un par de veces dentro de la facultad”, rememora.

Presente y análisis en retrospectiva

Jorge Bravo imparte hace 17 años docencia en la Facultad, dictando cursos como ‘Industrias Químicas Inorgánicas’, ‘Industrias Químicas Orgánicas’, y ‘Procesos y Formulación de Proyectos en la Industria Química’. “Me gusta mucho hacer clase. Hay una energía vital en la juventud que se transmite y que uno la siente”, recalca.

Por su parte, Carlos Donoso hoy trabaja como profesor de enseñanza media en un colegio. “Terminé todo mi proceso académico, obteniendo la licenciatura, incluso la tesis, pero nunca la escribí”, comenta.

Sobre la etapa de fusión que quedó en la historia, como un hecho anecdótico, señala: “Las autoridades de la época no tenían mucho interés en entender. Pienso que para ellos la Química era como todo lo mismo. Fue un experimento que no prosperó porque era inviable. En términos administrativos era un desorden para los alumnos”, medita.

Acerca del periodo culmine de la fusión, Carlos complementa que “al final del proceso, los que estábamos haciendo esa carrera híbrida, nos dieron la opción de elegir: si terminábamos la carrera en Olivos con la licenciatura y el título profesional de químico o nos quedábamos en las Palmeras y solo sacábamos la licenciatura”.

Carlos y Jorge son testigos de un periodo del que existe escasa información y fotografías, quienes sin querer se convirtieron en parte de una generación de estudiantes de Química, insertos dentro de una histórica etapa de nuestra vida institucional.