"Sabemos que su labor es fundamental para el país. Existe mucha convicción de que esta carrera tiene que seguir siendo lo que ha sido: una carrera ejemplar, muy demandada, que se levanta y se reconoce de gran calidad en Chile", destacó la Rectora Devés, quien además señaló que reconocerse como profesor o profesora "implica cuidar la profesión docente y cuidar a los que siguen el mismo camino, no sólo ejercerla bien, sino hacernos responsables de su ejercicio".
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Lino Cubillos, director de la Escuela de Pregrado de la Facultad de Filosofía y Humanidades y parte del cuerpo académico fundador de la carrera de Pedagogía en Educación Básica, destacó la trayectoria de estos diez años señalando que “ha sido una década de trabajo, de convicciones y de compromiso con la educación pública, con la formación de docentes que día a día contribuyen a transformar la calidad desde sus aulas”
Asimismo subrayó la relevancia del rol docente en la sociedad. “En estos 10 años hemos entregado al país 121 nuevos profesores y profesoras que hoy enseñan en distintas regiones del país, suscitando conocimiento, esperanza y futuro. Cada uno de ellos y de ellas lleva consigo la huella de esta universidad, el compromiso ético, el pensamiento crítico y la certeza además de que educar es ante todo un acto profundamente humano y social. La educación básica sin duda es el corazón del sistema educativo”.

Por su parte, Iván Salinas, director del Departamento de Estudios Pedagógicos, enmarcó su discurso en una reflexión histórica y prospectiva sobre la carrera y el rol docente, recordando que en agosto del 2014, en la apertura del programa, en una ceremonia y presentación que se realizó en el Senado Universitario se señaló que quienes ingresaran al programa de Pedagogía en Educación Básica se distinguirán por “su compromiso con la educación pública inclusiva y su rol por su rol activo y transformador respecto de los desafíos de su profesión”.
Con este énfasis, el profesor Salinas, apuntó al sello del programa y su sentido transformador. “Hay una esperanza constante en la humanidad, particularmente desde esta facultad, la Facultad de Filosofía y Humanidades. Y, con todo lo que implica, nuestra universidad y las universidades en Chile siguen siendo los espacios con mayor legitimidad social que hoy día tenemos. Esa legitimidad tiene mucho que ver con los valores que estamos promoviendo, con las aperturas intelectuales, pero también con la persistencia del trabajo y actitud disciplinada en la indagación, en el pensamiento crítico, en las posibilidades que otorga el pensamiento con consciencia histórica”.
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En su intervención, además, el director Salinas compartió palabras de dos insignes académicas que formaron parte de la creación de la carrera de Pedagogía en Educación Básica:
Carmen Sotomayor: “El programa de Pedagogía en Educación Básica ha ido creciendo con el tiempo. No sólo en tener más estudiantes en sus aulas, sino también en la calidad de su programa de formación. Les agradezco la oportunidad que tuve de enseñar en este programa, agradezco a los estudiantes, a quienes siempre sentí comprometidos con los desafíos de la educación de nuestro país. Creo que ese es el gran valor de los y las docentes formados en la Universidad de Chile”.
Jacqueline Gysling: "Es una gran alegría que la carrera tenga ya 10 años, con unas 5 generaciones ejerciendo la docencia, y nuevas generaciones incorporándose año a año a las escuelas. Personas valiosas, con una gran vocación y espíritu crítico, que apoyan cotidianamente el desarrollo de niños y niñas, acogiendo su curiosidad, activando su motivación por el aprendizaje y entregándoles las mejores herramientas para desenvolverse en la vida y la sociedad”.
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Gabriel Villalón, jefe de Carrera de Pedagogía en Educación Básica, subrayó el trabajo colaborativo entre la universidad y los centros escolares. “Hoy día son cerca de 30 los centros de práctica vinculados a nuestra carrera. Eso es posible gracias a un gran equipo que acompaña tanto a docentes como a estudiantes, fortaleciendo el vínculo con la educación pública”.
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En este sentido, celebró el compromiso colectivo y el deseo de seguir creciendo. “Hoy día buscamos ser una carrera que crezca en los próximos 10 años y que nos permita atender a la demanda de profesores que requiere el país, al crecimiento de la educación pública y sobre todo a formar profesores y profesores que participen en el sistema escolar para construir no la escuela que tenemos, sino que la escuela que queremos, que es una escuela que sea más justa y más democrática”.
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Los desafíos de una educación democrática en Educación Básica
En el marco de esta celebración, se desarrolló un panel en el que se abordaron distintas preguntas acerca del rol de una carrera comprometida con el país, especialmente en tiempos donde la democracia se enseña, se cuida y se construye desde la escuela. Margarita Calderón, Gabriel Villalón, Alicia Zamorano y Mario Quintanilla compartieron miradas desde sus respectivos enfoques disciplinares sobre los desafíos contemporáneos de la formación docente y el sentido público de la educación.
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Para la profesora Margarita Calderón, el lenguaje es mucho más que un sistema de comunicación: es una práctica ideológica y social que permite participar activamente en la vida democrática. “Cuando estamos enseñando lenguaje en el aula, están enseñando a participar en la sociedad. Entonces, una de las cosas más importantes de la asignatura de lenguaje en la escuela tiene que ver con generar condiciones para que las personas participen plenamente en la sociedad”.
Desde las ciencias sociales, Gabriel Villalón destacó la importancia de la historia como herramienta para pensar la convivencia y el cambio social. “La historia nos enseña que los grandes cambios no los hacen solo los héroes, sino la gente común, organizada con otros. Esa comprensión del pasado es fundamental para fortalecer la democracia". En este sentido, propuso entender la enseñanza de la historia como una práctica empática y plural. “Acercarnos a cómo distintas personas han sentido y actuado en el tiempo nos ayuda a reconocernos y convivir mejor. La educación debe sostenerse en participación, equidad e inclusión”.
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Por su parte, Alicia Zamorano invitó a repensar la matemática más allá de los algoritmos, enfatizando su carácter político y humano. “La matemática no es neutra ni apolítica. Es una construcción histórica y social. Tenemos el desafío de mostrar otra matemática, una que sirva para entender el mundo y cuestionar la desigualdad”.
La académica subrayó que el currículum ofrece una oportunidad para reorientar su enseñanza. “El propio currículum habla de una matemática para todos y todas. Si aprovechamos esa idea, podemos formar ciudadanos críticos que comprendan y transformen su entorno”.
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Finalmente, el profesor Mario Quintanilla, académico de la Facultad de Educación de la Pontificia Universidad Católica de Chile, abordó la enseñanza de las ciencias naturales desde una perspectiva humanista, destacando su valor formativo y ético. “La química, la biología y la física son actividades profundamente humanas. Enseñar ciencias no es enseñar productos terminados, sino procesos que nos permitan comprender y transformar el mundo”. De este modo, Quintanilla llamó a recuperar la dimensión curiosa y sensible del conocimiento. “Cuando un niño pregunta por qué las estrellas solo se ven de noche, no hay que responderle con fórmulas, sino preguntarle por qué lo pregunta. Enseñar ciencia es enseñar a pensar desde la humanidad”.