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Intervenciones estéticas y rutinas de belleza entre jóvenes

Podcast: Intervenciones estéticas y rutinas de belleza entre jóvenes
Dicen que “para ser bella hay que ver estrellas”. O “antes muerta que sencilla”. Frases con las crecimos mujeres de distintas generaciones, y que normalizan al cuerpo como un “proyecto” que hay que pulir, trabajar, definir, nunca “dejar estar”.
Dicen que “para ser bella hay que ver estrellas”. O “antes muerta que sencilla”. Frases con las crecimos mujeres de distintas generaciones, y que normalizan al cuerpo como un “proyecto” que hay que pulir, trabajar, definir, nunca “dejar estar”.
La violencia estética nos ayuda a entender cómo, desde cosas muy sutiles, se dan estas lógicas de violencia que son casi invisibles y que se van reproduciendo de manera prácticamente natural", indica Alejandra Parra.
La violencia estética nos ayuda a entender cómo, desde cosas muy sutiles, se dan estas lógicas de violencia que son casi invisibles y que se van reproduciendo de manera prácticamente natural", indica Alejandra Parra.
Son muchos los contenidos en redes sociales sobre belleza y autocuidado que aspiran a disciplinar el cuerpo bajo cierta estética dominante. Uno de los más recientes es el “Morning Shed”, tendencia donde vemos principalmente a mujeres aplicarse una serie de productos para evitar el envejecimiento.
Son muchos los contenidos en redes sociales sobre belleza y autocuidado que aspiran a disciplinar el cuerpo bajo cierta estética dominante. Uno de los más recientes es el “Morning Shed”, tendencia donde vemos principalmente a mujeres aplicarse una serie de productos para evitar el envejecimiento.
“Hoy vemos harto este fenómeno con adolescentes como tema de preocupación y de interés. Aunque no necesariamente se hagan una intervención quirúrgica o estética, lo buscan como una respuesta a sus dificultades", explica Marcela Cuevas.
“Hoy vemos harto este fenómeno con adolescentes como tema de preocupación y de interés. Aunque no necesariamente se hagan una intervención quirúrgica o estética, lo buscan como una respuesta a sus dificultades", explica Marcela Cuevas.
“Yo creo que tiene harto impacto el relato de los centros de estética, donde nos dicen ‘invierte en ti mismo’, ‘invierte en tu seguridad’, ‘son intervenciones no invasivas’. Es una narrativa muy atractiva, pero dichos centros instalan una necesidad y una idea dañina para la salud mental y física”, enfatiza Marcela Cuevas.
“Yo creo que tiene harto impacto el relato de los centros de estética, donde nos dicen ‘invierte en ti mismo’, ‘invierte en tu seguridad’, ‘son intervenciones no invasivas’. Es una narrativa muy atractiva, pero dichos centros instalan una necesidad y una idea dañina para la salud mental y física”, enfatiza Marcela Cuevas.

Dicen que “para ser bella hay que ver estrellas”. O “antes muerta que sencilla”. Frases con las que crecimos mujeres de distintas generaciones, y que normalizan al cuerpo como un “proyecto” que hay que pulir, trabajar, definir, nunca ‘dejar estar’. Que la belleza duele, y si no hay dolor, no vale. Sin embargo, aunque suenen a refranes del pasado, hoy se actualizan con otros formatos, discursos y medios.

Si navegas en TikTok, Instagram o YouTube, puede que te resulten familiares estos mensajes y recuerdes más de un trend con distintas estrategias y tips para lucir más joven, delgada o “linda”. Pero, ¿desde qué mirada podríamos observar hoy este fenómeno digital? Lo analiza en profundidad Alejandra Parra, estudiante de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile.

“La violencia estética nos ayuda a entender cómo, desde cosas muy sutiles, se dan estas lógicas de violencia que son casi invisibles y que se van reproduciendo de manera prácticamente natural”, señala. “Se van naturalizando estas frases, estos discursos, estas formas de ser en base a un canon. Yo siento que, en ese sentido, todo tipo de persona que esté expuesta a redes sociales puede vivir este tipo de violencia. Aunque también podemos analizarlo de diferentes maneras, desde miradas interseccionales y decir que hay sujetos que quizás les afecta más porque claramente los discursos son dominantes o hegemónicos contra ellos”.

Para la también integrante del Núcleo Diversidad y Género: Abordajes Feministas Interseccionales, dependiente de la Facultad de Ciencias Sociales U. de Chile, la violencia estética se engloba dentro del concepto de “violencia simbólica”. A partir de esta noción, Alejandra señala que dichos discursos, que se han vuelto legítimos en cuanto al cuerpo y la belleza, afectan a todos los sujetos. Sin embargo, pueden tener expresiones distintas según el género, la edad, la clase social, entre otras condiciones.

En cualquier caso, la estudiante puntualiza que frente a este tipo de violencia somos a la vez víctimas y cómplices, puesto que reproducimos dichos mandatos en acciones del cotidiano que son difíciles de identificar, “porque la vestimenta que elijo usar o el peinado que decido hacerme no son solamente cosas superficiales o inocentes”.

Y profundiza: “Por ejemplo, estos trends en TikTok que están de moda, como el de ‘I’m just a girl’, promueven ciertos estereotipos sexistas en torno a las mujeres o el estilo ‘clean look’. No solamente es una forma de reforzar estereotipos sexistas, también refuerza una idea del ‘buen gusto’ que esconde por detrás una retórica súper clasista, que refleja una suerte de odio a lo que es más grotesco, más pobre o desordenado. Entonces a esto se añaden otros términos como ‘mujeres de valor’ o ‘hombre proveedor’. Y no solamente podríamos hablar de los estereotipos de género, sino también del edadismo o del racismo, sumado a estos filtros que sirven para aclarar la piel o para quitar las arrugas o pecas”.

Pero, ¿por qué estas rutinas e intervenciones se vuelven tan populares?

Basta con estar diez minutos navegando en redes sociales para dimensionar que son muchos los contenidos de belleza y autocuidado que aspiran a disciplinar el cuerpo bajo cierta estética dominante. Uno de los más recientes es el “Morning Shed”, tendencia donde vemos principalmente a mujeres aplicando una serie de productos para evitar el envejecimiento. En ocasiones, incluso duermen con mascarillas para hidratar ojos o labios, y mallas para tensar el rostro. A esto suman aparatos en la boca para definir la mandíbula o en el torso para moldear el busto.

Todo esto nos enseña que, incluso cuando dormimos, tenemos que estar buscando una forma de “mejorar”, generando una profunda preocupación por el cuerpo y la apariencia. Así lo evidencia Marcela Cuevas, Coordinadora de la Unidad Infanto-Juvenil del Centro de Psicología Aplicada - CAPs de la Universidad de Chile.

“Hoy vemos harto este fenómeno con adolescentes como tema de preocupación y de interés. Como un deseo, porque aunque no necesariamente se hagan una intervención quirúrgica o estética, desean hacerlo y lo buscan como una respuesta a sus dificultades, a sus problemáticas. Muchas veces, por el factor económico no lo logran implementar, pero siempre está puesto como una respuesta a sus dificultades y a sus problemas de autoestima, de poca aceptación de su imagen corporal”, señala la especialista.

Desde su perspectiva y experiencia con jóvenes, la psicóloga destaca tres elementos que han acentuado dicho fenómeno. “Por un lado tiene que ver con un mayor acceso. Se ve posible acceder a estas intervenciones porque son más baratas y se disponen en mayor cantidad de centros. Que sean seguras o no ya es otro tema, pero se ve como más asequible económicamente hablando. Algo que hace 10 años era totalmente distinto”, señala Cuevas.

“Otro elemento importante es que hay mayor difusión, porque ellos y ellas lo ven todo el tiempo en las redes sociales. O sea, en el mundo donde se desenvuelven esto aparece permanentemente y hay mucha presentación de estas posibilidades, incluyendo a influencers que muestran distintas experiencias al respecto. Otro elemento súper importante tiene que ver con un fenómeno que se gesta en la pandemia y que tiene que ver con la mayor percepción del cuerpo. El estar mirándonos en las pantallas más cercanamente y viendo nuestras imperfecciones o teniendo acceso a otros cuerpos en primer plano, surge en los relatos postpandémicos respecto a la disconformidad con el propio cuerpo”, enfatiza la psicóloga de nuestro plantel.

Particular atención toman en este contexto digital las intervenciones estéticas que señala la psicóloga, donde se ha vuelto cada vez más popular la aplicación de bótox o ácido hialurónico, la extensión de pestañas, o incluso operaciones para extraer costillas o estilizar el rostro. “Yo creo que tiene harto impacto el relato del otro lado también. Porque nos dicen ‘invierte en ti mismo’, ‘invierte en tu seguridad’, ‘nosotros te tenemos la solución’, ‘son pequeñas intervenciones, no invasivas’. O sea, hay un relato del otro lado que es muy atractivo, muy convincente, una respuesta rápida. Pero los centros de estética no se hacen el cuestionamiento, porque vienen a poner una necesidad y a convencer e instalar un relato claramente dañino para la salud mental y física.”

De hecho, el Informe nacional del Estudio de Habilidades Socioemocionales (SSES) de 2023 señala que las y los estudiantes chilenos tienen percepciones significativamente desfavorables de su imagen corporal en comparación a sus pares de otros países del estudio (Colombia, México, España, Perú, Brasil, entre otros), donde sólo al 52% de las y los estudiantes chilenos les gusta su cuerpo. Es decir, un poco menos de la mitad de la población no está a gusto con cómo se ve, enfatiza Marcela Cuevas.

Sobre este punto, Alejandra Parra profundiza: “Desde el Núcleo hablábamos justamente de este limbo muy extraño en el que te critican si no amas tu cuerpo, pero también lo hacen si lo amas mucho. Pienso en aquellas personas que están ‘obsesionadas’ con las intervenciones estéticas, que no pueden dejar de hacerlo y después se les restriega las intervenciones que se han hecho. Creo que deberíamos empezar a pensar que estos problemas no son solamente de esa persona, sino que están motivados por estructuras que van mucho más allá de la esfera psíquica, del heterocispatriarcado. Porque uno puede tener problemas de autoestima, pero no es algo solamente de uno, sino que trae consigo muchas causas estructurales”.

La preocupación por el cuerpo y la apariencia no es algo nuevo. Ha existido siempre, y con ello, una serie de estereotipos y cánones de belleza que se instalan como hegemónicos en cada época y lugar. Hoy, dada la inmediatez, el alcance y la hiperconexión propias de las redes sociales, los contenidos se vuelven virales con mayor facilidad, predominando no solo en la dimensión online, sino también en la dimensión offline de nuestras vidas.

Frente a esto, no hay creadores de contenido a quienes culpar. Y tampoco es el objetivo. Mucho menos se pretende demonizar el uso de productos o intervenciones estéticas, puesto que cada persona es libre para decidir sobre su propio cuerpo. Más bien, lo importante es mirar qué hay detrás de estas tendencias que van mucho más allá de lo meramente estético, porque mediante la incomodidad, el uso de tiempo, la inversión de dinero e incluso la pérdida de sueño, nos prometen sentirnos “completos”, “atractivos” y jóvenes.

Si quieres saber más al respecto, te invitamos a revisar el capítulo 183 de Universidad de Chile Podcast. Ya disponible en Spotify, Tantaku, Apple Podcast y YouTube.