Columna de opinión Christian González Billault, vicerrector VID:

Ciencia para el desarrollo: ¿qué debemos resolver con urgencia en Chile?

Ciencia para desarrollo: ¿qué debemos resolver con urgencia en Chile?
"Chile ha repetido durante décadas que la ciencia y la generación de conocimiento son pilares del desarrollo. No obstante, el desfase entre el discurso y la acción sigue siendo evidente"
"Chile ha repetido durante décadas que la ciencia y la generación de conocimiento son pilares del desarrollo. No obstante, el desfase entre el discurso y la acción sigue siendo evidente"
Columna de opinión Christian González Billault, Vicerrector VID, para El Dínamo.
Columna de opinión Christian González Billault, Vicerrector VID, para El Dínamo.

Chile ha repetido durante décadas que la ciencia y la generación de conocimiento son pilares del desarrollo. No obstante, el desfase entre el discurso y la acción sigue siendo evidente. Los datos son claros: De acuerdo con el Banco Mundial (2021) contamos con apenas 639 investigadores/as por millón de habitantes, mientras que países de la OCDE duplican o triplican esa cifra. La inversión en investigación y desarrollo continúa por debajo del promedio internacional, creciendo en el segundo decimal, y manteniéndonos rezagados en un mundo que ya no compite solo por recursos naturales, sino por la capacidad de innovar.

La pregunta es ineludible: ¿qué necesitamos resolver con urgencia si queremos que Chile crezca a partir del conocimiento?

La primera necesidad es aumentar la inversión en ciencia, tecnología e innovación. No se trata de un anhelo corporativo de la academia, sino de una decisión estratégica para el país. Alcanzar un 1% del PIB destinado a estas áreas es un punto de partida mínimo para asegurar que el conocimiento generado pueda traducirse en valor económico, social y cultural. Sin recursos, seguiremos dependiendo de un modelo extractivo y de bajo impacto en productividad.

La segunda urgencia es formar y retener capital humano altamente especializado. Chile ha invertido en la formación de miles de investigadores e investigadoras en el extranjero, pero no siempre ha generado las condiciones para su retorno o para el desarrollo de sus trayectorias en el país. Necesitamos políticas robustas de inserción y consolidación, que permitan articular la investigación con sectores productivos, sociales y territoriales. Un país que no ofrece oportunidades a sus talentos desperdicia una de sus mayores riquezas.

En tercer lugar, urge fortalecer los puentes entre el sector público, el privado y la academia. La innovación aplicada no surge en el vacío: requiere entornos colaborativos, confianza y visión de largo plazo. Sin una alianza estratégica que conecte universidades, empresas y Estado, el conocimiento permanecerá encapsulado, sin generar el impacto transformador que Chile necesita.

Un cuarto ámbito crítico es aprovechar nuestras ventajas comparativas en clave de innovación. Contamos con el desierto de mayor radiación solar del planeta, con reservas únicas de litio y cobre, con biodiversidad que es laboratorio vivo para la ciencia. Pero si no vinculamos estas riquezas con proyectos de investigación y desarrollo que agreguen valor, corremos el riesgo de repetir la historia: exportar materias primas sin transformar.

Finalmente, necesitamos integración regional e internacional inteligente. América Latina sigue siendo la región con menor comercio intrarregional del mundo, lo que limita las posibilidades de inversión en conocimiento. La ciencia puede y debe ser una plataforma de cooperación que multiplique capacidades y posicione a Chile como un actor estratégico.

En síntesis, la urgencia está en pasar del discurso a la acción. No basta con reconocer la importancia de la ciencia: debemos asumir compromisos medibles, con plazos y con indicadores verificables. Invertir más, formar y retener talento, articular sectores, aprovechar nuestras ventajas naturales y fortalecer la cooperación regional son pasos imprescindibles.

La pregunta que debemos hacernos, como sociedad y de cara a las decisiones políticas que vienen, es simple pero determinante: ¿estamos dispuestos a resolver hoy lo que condicionará el futuro de Chile? La respuesta marcará la diferencia entre un país que observa el desarrollo desde lejos y uno que lo construye con conocimiento, innovación y visión de futuro.