En un lanzamiento conjunto realizado en el Sala Enrique Sazié de la Casa Central de la Universidad de Chile, la Subsecretaría de Educación Superior y la Subsecretaría de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI), dieron a conocer el “Informe de Brechas de Género en Educación Superior 2024” y la “Cuarta Radiografía de Género en CTCI”, respectivamente, cuya principal conclusión señala que todavía falta para lograr la equidad en torno a lo que está ocurriendo con la participación de las mujeres en dichas áreas del conocimiento.
Respecto del Informe de Brechas en Educación Superior (que se publica desde 2012), entrega datos en relación a la matrícula, tasas de cobertura, desagregación por sexo, área de conocimiento y otros.
Un dato relevante es que el año pasado, el 50,7% de la inscripción en las universidades correspondió a mujeres (7,4% porcentuales más que los hombres), la cifra más alta desde 2015. Si solo se considera a quienes se matricularon en primer año, el 52,6% son mujeres.
Mientras en la Cuarta Radiografía de Género, destaca que en el Programa de Doctorado Nacional (herramienta que cuenta con paridad de género), existe una gran brecha en las áreas de conocimiento: en los programas de Ingeniería y Tecnología, los hombres representan el 72,1% y las mujeres, 27,9%.
“Quisimos cerrar este mes de la Mujer con este hito, que representa un trabajo colaborativo, que ha sido el espíritu entre ambas subsecretarías, para visibilizar y analizar las brechas y desigualdades de género en educación superior y en el Sistema CTCI, desde la evidencia, la experiencia y la mirada de sus usuarias, destacando avances y desafíos identificados en los informes del año 2025”, señaló el subsecretario de Ciencia, Cristián Cuevas.
Por su parte el subsecretario de Educación, Víctor Orellana, señaló que “hay un Chile que está construyéndose donde el lenguaje de la ciencia y la tecnología no es monopolio de los hombres, así como el cuidado no es monopolio de las mujeres, sino que se trata de experiencias humanas. Para abrir ese nuevo Chile vamos a seguir perseverando y trabajando. Aún queda mucho por delante, no podemos esperar 134 años, que es el tiempo que apunta este indicador que tardaríamos en cerrar las brechas de género”. Además, agregó que “cuando en el mundo descubrimos un resurgimiento de los discursos de odio, cuando países desmantelan las unidades de género, es muy importante que todas y todos juntos dejemos claro que en esto no vamos a retroceder, en esto vamos a seguir avanzando”.
La directora de Innovación de la Universidad de Chile, Anahí Urquiza, quien participó del lanzamiento realizado este miércoles en la Sala Enrique Sazié, señaló que “lo más importante de esta radiografía es que nos permite hacer un análisis, una reflexión sobre cómo vamos avanzando y también lo poco que vamos avanzando en el tema de brechas de género y a partir de eso nos permite instalar otras discusiones”.
Por ejemplo, dijo, “ya no solamente las brechas, no solo las barreras para las académicas y para las investigadoras, sino que también cómo podemos promover perspectiva de género en las investigaciones para tener abordajes que sean más integrales y que las investigaciones efectivamente tengan menos sesgos sobre todo cuando está vinculado con el desarrollo de tecnología, que es el ámbito en el cual trabajo”.
“Nuestra universidad ha estado tratando de ser pionera en impulsar esfuerzos en reducción de brechas de género y, por lo tanto, para nosotros es súper bueno poder dar espacio para esas reflexiones y a apoyar los procesos que se den en el estado. Ahora sin duda, tenemos muchos desafíos por delante”.
Asimismo, Carmen Andrade, directora de la Dirección de Género de la U. de Chile, planteó que los resultados del estudio elaborado por la Subsecretaría de Educación Superior, “ratifican las ya conocidas brechas y desigualdades de género en la academia, particularmente en el ámbito de la investigación, de la ciencia y la tecnología.”
Agregó que “lo más preocupante es que muestran que, a pesar de todos los esfuerzos que se han hecho en materia de política pública, y también de las propias medidas que han ido tomando las universidades, la aguja de la desigualdad se ha movido poco”.
Asimismo, señaló que “esto llama a una reflexión profunda, a no mirar los datos con autocomplacencia, sino de manera crítica, y pensar en profundizar las medidas y políticas, y buscar nuevas estrategias; de lo contrario, en unos años más veremos que nuevos estudios irán ratificando las mismas tendencias, y donde los cambios van a seguir siendo pequeños”.
Otra de las conclusiones que se compartieron está que de 7.600 mujeres que hacían investigación en 2021 post pandemia, pasamos a 9.169 en 2022, esto es 1.500 mujeres más. Y son mujeres que lo hacen en áreas técnica y de investigación; se redujo el personal de apoyo. Las mujeres trabajando en innovación y desarrollo (I+D) representaban de un 37,7%, ahora son un 40,4%.
Panel de discusión
Luego de la presentación de los estudios, se realizó el panel “Mujeres en educación superior y CTCI: avances y desafíos” , en el que participó Romina Pistacchio Hernández, directora de la Dirección de Género y Diversidades Sexuales de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile y Mariel Sáez Trumper, ex directora de Anillo Matemáticas y Género, Profesora Asociada de la Facultad de Matemática de la Pontificia Universidad Católica de Chile; y Síngara Muñoz Herrera, estudiante de Ingeniería Civil Metalúrgica en la U. Técnica Federico Santa María, carrera a la que ingresó gracias a la iniciativa Más Mujeres en Ciencia (+MC).
La académica Uchile, Romina Pistacchio, valoró la posibilidad de participar en esta entrega. “Ha sido crucial ser parte de este espacio de diálogo, de intercambio de información y experiencias sobre los procesos de implementación de políticas de género en el ámbito de lo público. Sobre todo, ha sido fundamental constatar que nuestro arduo y complejo trabajo tiene sus frutos, y visibilizar que, aunque muches crean que las medidas de acción positiva que empujamos no sirven o no son necesarias, efectivamente tienen repercusiones reales, contribuyen a la disminución de brechas de género y, en definitiva, pueden cambiar el rumbo de la vida de las personas”,afirmó.
Y, finalizó diciendo que “ha sido muy significativo poder exponer cuáles son los complejos desafíos que debemos enfrentar, en el desarrollo de nuestras trayectorias, para disminuirlas. Compartir que creemos necesario que exista una transformación para que las labores de cuidado y el trabajo domiciliar sean consideradas y sobre todo, valorizadas”.