El consumo de alcohol durante las fiestas de fin de año es una tradición en muchas culturas alrededor del mundo, pero también puede ser un tema delicado debido a sus implicaciones para la salud, la seguridad y el bienestar social. Chile no es una excepción y entre los cócteles más populares de estas fiestas de fin de año encontramos el cola de mono y la piscola. El cola de mono tiene una graduación promedio de 14°GLlo que indica que hay 14 mL de alcohol por cada 100 mL del cóctel. Mientras que, para la piscola, la graduación alcohólica promedio es cercana a los 15°GL.
¿Cómo evitar embriagarse?
- Preferir el consumo de bebidas con una menor graduación alcohólica.
- Comer antes y durante el consumo de bebidas alcohólicas, ya que la velocidad de absorción del alcohol es mayor si el estómago está vacío.
- Evitar el consumir snacks salados, ya que generan sed y un mayor consumo de bebidas alcohólicas.
¿Cuánto es un consumo excesivo de alcohol?
Para evitar problemas de salud asociados al consumo excesivo de alcohol, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no consumir más de 10 dosis estándar de alcohol por semana y evitar consumir más de 4 dosis estándar de alcohol en una sola ocasión. Una dosis estándar equivale a 12 g de alcohol. Un vaso de 200 mLde cola de mono o piscola contienen 2 dosis estándar de etanol.
“El consumo excesivo, constante en el tiempo va llevando a las alteraciones propias del consumo de alcohol, que son principalmente a nivel hepático y del estómago”, explica el profesor Mario Rivera Meza.
Existen componentes de las bebidas que pueden acelerar la absorción de alcohol, por ejemplo, el gas que contienen la champaña o combinaciones con gaseosas.
Género y alcohol
Debido a diferencias metabólicas y de composición corporal, los efectos del alcohol son más intensos en mujeres que en hombres. Por ejemplo, el consumo de una piscola de 200 mL resulta en las mujeres en una alcoholemia cercana a 0,6 g/l, mientras que en hombres esta misma dosis resulta en un valor de alcoholemia cercana a 0,45 g/L.
“El alcohol es una sustancia que cuando se absorbe en el intestino se distribuye en el agua corporal. En las mujeres tienen una diferencia en cuanto al porcentaje de grasa corporal siendo más alto que los hombres, por ende, el porcentaje de agua corporal en ellas es un poco menor. El alcohol tiene un menor volumen donde distribuirse y la concentración que alcanza es más alta”, dice el académico del Departamento de Química Farmacológica y Toxicológica.
Alcohol y bebidas energéticas
Es muy común el consumo de tragos que combinan alcohol y bebidas energéticas. Los efectos estimulantes de las bebidas energéticas generan una falsa sensación de sobriedad, lo que puede representar un factor de riesgo, ya que las capacidades de reacción se mantienen igualmente afectadas por el nivel de alcoholemia. El mismo principio aplica al consumo de café para “pasar la borrachera”.
“Es una nueva tendencia. Es frecuente que la gente las mezcle con bebidas alcohólicas. Tienen una alta dosis de cafeína, que genera efectos estimulantes. La persona que toma alcohol siente que está más activa por efecto de la bebida energética. Hay estudios que han demostrado que la persona, aunque tome con bebida energética está igualmente bajo los efectos del alcohol. Da una falsa sensación de sobriedad”, afirma el académico.
Consumo en Chile
Se estima que el 60% o 70% de la población chilena alguna vez ha tomado alcohol. Un 20% abusa del alcohol, es decir, que toma más de lo que recomienda la OMS. De ese 20%, un 5% es alcohólico. Ser alcohólico es ser dependiente del consumo de alcohol. El mayor porcentaje de consumo de alcohol se da entre los 20 y 40 años.
El consumo constante va generando cambios en el cerebro, a nivel neuronal. Se altera y el organismo se adapta a la presencia del alcohol. Cuando la persona deja de consumir alcohol, aparece el síndrome de abstinencia. La persona puede presentar temblores, malestar general, extrema irritabilidad, ansiedad, etc. Es el punto más peligroso para la persona que quiere dejar de beber.
Alcohol y calorías
Si su preocupación es mantener el peso corporal, debe considerar que las bebidas alcohólicas son una fuente importante de calorías, ya que cada gramo de alcohol representa un aporte energético de 7 calorías. Por ejemplo, el consumo de un vaso de 200 mL de cola de mono representa un aporte energético cercano a 350 calorías, mientras que la misma medida de piscola entrega un total de 150 calorías. A modo de comparación, una hamburguesa con queso aporta aproximadamente 300 calorías.
Alcohol y medicamentos
No se debe mezclar el uso de medicamentos y alcohol, debido a los riesgos de pérdida de eficacia y/o aparición de efectos adversos. Algunos medicamentos que interaccionan con el alcohol son los antibióticos (pérdida de eficacia), antiinflamatorios (mayor riesgo de molestias gástricas) y ansiolíticos (mayor efecto sedante)
Alcohol y adolescentes
Es recomendable posponer al máximo las primeras experiencias de consumo de alcohol en adolescentes. El desarrollo asimétrico de los centros cerebrales responsables del placer y de los centros de control de la conducta, hacen a los y las adolescentes muy susceptibles a desarrollar alteraciones del sistema nervioso que pueden determinar un mayor riesgo de alcoholismo en la vida adulta.
Embarazo y alcohol
El consumo de alcohol durante el embarazo puede desencadenar problemas cognitivos en el bebé y si es muy alto incluso pueden generar alteraciones físicas. Se recomienda que las mujeres embarazadas no beban alcohol.
Consumo de alcohol y conducción de vehículos
En Chile, la Ley del Tránsito establece que una persona conduce bajo la influencia del alcohol si su alcoholemia está entre 0,3 y 0,8 g/L. Como referencia, el consumo de una piscola de 200 mL resulta en una alcoholemia media de 0,5 g/L, requiriendo cerca de 1 hora y 20 minutos para reducir el nivel de alcoholemia al límite legal.
“En el 50% de los accidentes de tránsito que hay en Chile está presente el alcohol. El alcohol es la droga más peligrosa cuando se evalúa en relación al daño que provoca al individuo y su entorno. Cuando una persona es alcohólica se afectan fuertemente su entorno laboral, social y la convivencia familiar”, explica el profesor Rivera.
El alcoholismo es una enfermedad crónica y es clave poder visibilizar y eliminar las barreras que existen para su tratamiento. Actualmente el sistema GES solamente cubre la atención a las personas con problemas de alcohol que sean menores de 20 años, lo que asociado a las restricciones de acceso y los elevados costos de la atención psiquiátrica, hacen que la mayoría de los pacientes afectados por esta condición tengan serias dificultades para acceder a un tratamiento adecuado.