Profesor invitado a la Semana de la Docencia de la U. de Chile

Gerardo Blanco: “Internacionalizamos la universidad para mejorar la contribución que le hace a la sociedad”

Gerardo Blanco: “Internacionalizamos la universidad para mejorar (...)
Retrato del Dr. Gerardo Blanco
El Dr. Gerardo Blanco será parte de la Semana de la Docencia de la U. de Chile, donde espera —entre otras cosas— entender las dinámicas chilenas en torno a la internacionalización en educación superior, formar redes de docencia y ser parte de un espacio "en el cual podemos una vez más aprender".

En el contexto de su participación en la Semana de la Docencia de la Universidad de Chile, que se realizará a fines de octubre en el Complejo Universitario VM20, el profesor asociado y director académico del Centro para la Educación Superior Internacional de Boston College, Gerardo Blanco, conversó desde Estados Unidos, en una entrevista con Comunicaciones del Departamento de Pregrado, sobre cómo entender y avanzar hacia una internacionalización integral, su rol clave en la sociedad, qué estrategias utilizar para internacionalizar la enseñanza y otros aspectos relevantes que adelantan la reflexión propuesta por la versión 2025 del encuentro anual de la docencia universitaria. 

El profesor Blanco, cuya línea de investigación se centra en las intersecciones entre la calidad y la internacionalización en la educación superior, estará presente durante toda la Semana de la Docencia, donde guiará un taller para identificar oportunidades, desafíos y acciones concretas que promuevan una internacionalización inclusiva, equitativa y alineada con los contextos locales y las misiones universitarias, además de dictar la conferencia titulada “La internacionalización integral al servicio de la sociedad: perspectivas emergentes desde la inclusión, interculturalidad y la colaboración de sur a sur”.

—Su trayectoria combina investigación, liderazgo académico y experiencia en distintos contextos. ¿Qué aprendizajes considera más relevantes para comprender hoy los desafíos de la educación superior desde una mirada global?

Yo creo que hay desafíos muy importantes, muy sentidos. Pero podemos hablar en términos muy generales en la región de Latinoamérica de una fragmentación en regiones que desafortunadamente complican la labor de las personas docentes, en términos de promover el trabajo intercultural o global. (...) Desafortunadamente, el tema de preparar personas que se desempeñen en un mundo cada vez más integrado a nivel internacional se ha vuelto en sí mismo un discurso un tanto politizado. Se ha convertido en algo controversial y, por lo tanto, muchas veces sentimos que ese es el trabajo de las personas expertas. En lugar de decir que todos tenemos esa injerencia, a todos nos compete el formar a estos profesionales que puedan desempeñarse en una cultura diferente a la propia. Al final de cuentas, la internacionalización se trata de eso. Es fundamentalmente el proceso de preparar personas que pueden desempeñarse de manera competente en una cultura o en múltiples culturas diferentes a la suya.

—En sus investigaciones suele destacar la intersección entre calidad e internacionalización. ¿Cómo cree que las universidades pueden avanzar hacia modelos de internacionalización que no se limiten a la movilidad o los rankings?

La realidad de los rankings es paradójica. Por una parte, existe toda una evidencia, artículos que realmente documentan las grandes debilidades y limitaciones de los rankings en reflejar de manera objetiva y creíble la calidad de la educación superior y, al mismo tiempo, se han vuelto parte del ecosistema de la educación superior (...) Asimismo, la internacionalización de la educación superior no se limita a promover la movilidad académica (...) Yo creo que eso está muy bien, sin embargo, hay una visión muchas veces que confunde la internacionalización con la movilidad académica. La internacionalización va mucho más allá y por eso esta Semana de la Docencia creo que destaca. Porque hemos pasado de entender la internacionalización como movilidad académica a lo que llamamos ahora la internacionalización de la educación superior en casa, para todas las personas estudiantes. 

(...) También tenemos que hacer que la idea de la internacionalización evolucione para que pueda responder a las necesidades y a los intereses de los estudiantes que tenemos actualmente. Yo creo que eso importa mucho y por lo tanto, es necesario internacionalizar el currículo, internacionalizar las mallas curriculares, los planes y programas de estudio. Pero necesitamos también internacionalizar el cómo realizamos la tarea docente. Eso es algo fundamental. Y también cómo internacionalizamos la evaluación del aprendizaje. 

(...) El desafío tecnológico es otra de las formas por las cuales nos damos cuenta de que, nos guste o no, estemos preparados o no, vivimos en un mundo interconectado globalmente. Y entonces, ¿qué necesitamos? Necesitamos espacios de estar en comunidad, espacios de reflexión donde nos demos cuenta de que la internacionalización no es algo que ocurre en Berlín o en París o en Londres. Es que la internacionalización de la educación superior se lleva a cabo donde sea que realicemos nuestra actividad docente y que tiene que tocar a todas las personas que están en nuestras universidades. Entonces la tarea es muy compleja, pero por eso necesitamos acciones coordinadas que estén ancladas con los planes institucionales de desarrollo.

—Durante la Semana de la Docencia dictará la conferencia inaugural del tercer día. A grandes rasgos, ¿qué reflexiones busca compartir con la comunidad académica chilena en este espacio?

Muchas veces hemos asociado la internacionalización con el elitismo académico ¿Por qué es esto? Sabemos que en el mejor de los casos la movilidad académica alcanza más o menos a un 2% de las personas estudiantes. En el norte global podemos quizás hablar de un 10% de la población estudiantil. Entonces de ahí viene esta visión un tanto elitista de la internacionalización. Sin embargo, estamos viviendo un nuevo paradigma en el cual el estar preparados para funcionar en una sociedad global es una necesidad que todos enfrentamos

Al mismo tiempo, es muy importante pensar que la internacionalización no es un objetivo en sí mismo. Internacionalizar por internacionalizar no tiene sentido. Internacionalizamos la universidad para mejorar la contribución que le hace a la sociedad (...) La internacionalización tiene que ver con cómo transformamos nuestras sociedades para que estén mejor posicionadas para también reconocer las realidades interculturales al interior de nuestra nación o de nuestro estado nacional. Y también  —y esto es algo muy importante—, reconocer que debemos apuntar cada vez más a la cooperación de sur a sur. ¿Por qué es importante esto? En primer lugar, porque tiene mucho sentido (...) En segundo lugar, porque vemos que en el norte global, en las regiones, por ejemplo, de Norteamérica y de Europa, se está enfrentando un proceso muy complejo a nivel político de aislamiento (...) en ese sentido, la cooperación de sur a sur se posiciona muy fuertemente como una posibilidad, como una alternativa ante los desafíos que estamos enfrentando.

—A propósito de lo que plantea. En el contexto actual, caracterizado por el aumento de nacionalismos, la valorización de diversas identidades culturales y dinámicas migratorias significativas, donde la diversidad cultural se acentúa, ¿cuál considera que es el rol y la importancia de que las universidades integren la internacionalización en sus estrategias académicas y formativas?

Es algo muy importante. El hecho de que la principal aportación de la internacionalización es que genera personas más competentes en lo intercultural, que nos permite reconocer que nuestra visión del mundo no es la única posible o válida (...) La universidad nunca está en un papel de enseñarle a la gente qué pensar, pero lo que sí podemos hacer en la universidad es entregar instrumentos para mejorar el cómo pensar, cómo pensamos de manera crítica, cómo formamos una opinión que esté basada en evidencia o que esté basada en la mejor información a la que tenemos acceso. 

(...) Otra de las contribuciones importantes es que la universidad es uno de los pocos espacios intergeneracionales en la sociedad contemporánea (...) la universidad sigue siendo uno de esos espacios donde diferentes generaciones con sus respectivas culturas interactúan y, bueno, de manera optimista lo hacen de una manera positiva, pero también hay espacios de tensión, de conflicto. Yo creo que la internacionalización nos da herramientas para poder trabajar de manera cooperativa, de manera positiva a través de estas diferencias culturales, ya sean de edad, ya sean de nación, ya sean de idioma o ya sea de alguna otra dimensión que podamos identificar (...) la internacionalización nos da esa flexibilidad y esa agilidad mental de poder responder cuando encontramos un choque cultural en nuestra vida cotidiana. Esa es una de las principales contribuciones de la internacionalización.

—Usted ha sido reconocido por su trabajo en educación global y justicia social. ¿Qué papel desempeña la internacionalización en la construcción de sistemas educativos más equitativos e inclusivos?

La evidencia desde la investigación educativa desde hace varias décadas lleva apuntando al hecho de que en la mayoría de los casos las inequidades educativas no resultan de una aversión explícita hacia un grupo en específico. La mayoría de la evidencia que podemos encontrar en la investigación educativa nos habla de que cualquier sesgo negativo que se da en los espacios escolares tiende a ser implícita o no consciente (...) hay elementos sistémicos, por ejemplo, de cómo financiamos los colegios, de cómo clasificamos y evaluamos tanto a los colegios como a las personas docentes y los incentivos que existen. Pero en la mayoría de los casos, cuando hablamos de grupos vulnerables, estamos hablando de condiciones fuera de los colegios, pero en los colegios mismos, en las instituciones educativas y en las universidades, lo que encontramos es que muchas veces hay sesgos de los que no nos damos cuenta. Y esto, yo argumentaría, es el resultado de una falta de competencia intercultural.

(...) Creo que todos podemos mejorar nuestra capacidad de suspender los supuestos que tenemos. Esa es una de las principales estrategias de la interculturalidad. Primeramente, reconocer nuestra cultura. En segundo lugar, reconocer que nuestra cultura no es universal, que nuestra cultura es una parte particular de muchas otras (...) Entonces, el saber responder mejor a un conflicto intercultural es una de estas aportaciones de la interculturalidad.

—Si bien ha mencionado algunas, ¿qué estrategias sugiere para que el profesorado incorpore una mirada internacional e intercultural en el aula, incluso sin programas de movilidad?

Yo creo que hay varias oportunidades. Una de ellas tiene que ver con el contenido de nuestros cursos. Esto es una de las formas más obvias, ¿verdad? Pero, por ejemplo, en la mayoría de las áreas del conocimiento ya incorporamos lecturas o materiales de aprendizaje que vienen de otros países. Lo que no hacemos de manera muy frecuente y que podría ser una de estas estrategias es precisamente enfatizar, ya sea el decir, bueno, y esta fuente de información proviene de tal país, ¿qué es lo que sabemos de ese contexto nacional y cómo se parece o cómo se diferencia del contexto nuestro? 

También se puede diversificar, o se puede hacer más intercultural, la forma en la que enseñamos (...) A lo que voy es que necesitamos hacer más explícito el hecho de que la forma en que enseñamos proviene de una parte, que proviene de una serie de supuestos. Entonces, si tomamos un método más socrático o un método más didáctico en nuestra enseñanza, eso refleja no solamente una serie de supuestos, pero algo importante, una serie de valores, porque a final de cuentas la interculturalidad se trata de reconocer que tenemos un sistema de valores diferentes, igualmente válidos, pero sin duda distintos. 

Y claro, el uso de la tecnología es cada vez más importante. Por ejemplo, hay toda una serie de estrategias, y yo sé que la semana de la docencia va a tener a otra experta, Eva Haug (...), y ella habla de toda esta estrategia COIL, que son estos cursos espejos en los cuales docentes de universidades diferentes en países distintos trabajan conjuntamente para coordinar los contenidos, las actividades y la evaluación de sus cursos respectivos, pero de una manera colaborativa involucrando a sus respectivos estudiantes. Esta estrategia COIL, los programas espejos y la cooperación internacional a través de la tecnología, todo esto forma parte de la internacionalización del currículo y es también una de las estrategias puntuales para la internacionalización en casa.

—Para quienes desean comenzar a implementar la internacionalización, ¿qué primer paso recomendaría para incorporar una mirada más global y colaborativa en su enseñanza? 

Lo primero que alguien que está por comenzar su recorrido por la internacionalización es no enfocarse tanto en la internacionalización en sí misma. Yo recomendaría en primer lugar identificar alguna colega dentro de la institución que esté un poco más involucrada con el tema de la internacionalización y ni siquiera enfocarse tanto en cómo lo hacen, sino cuáles son los resultados de esas estrategias de internacionalización. Lo que tanto la investigación nos muestra, así como mi experiencia personal, es que cuando hacemos internacionalización en el aula, cuando hacemos internacionalización en casa, nuestros estudiantes están más motivados, participan más, tienden por lo tanto a profundizar un poco más en el aprendizaje, en el contenido que tratamos de cubrir. 

El recorrido que yo he tenido es que la internacionalización no es un propósito en sí mismo, es más bien un mecanismo para mejorar la experiencia que tienen nuestros estudiantes, y en ese sentido yo creo que es muy importante. Más bien la invitación sería no enfocarse tanto a las actividades, sino enfocarse a los resultados, y entonces esa persona que está en el punto cero puede decidir por sí misma si vale la pena o no comenzar en este recorrido de internacionalización. 

—En contextos de cambio educativo y tecnológico, ¿por qué cree que es clave que las y los docentes participen en instancias como la Semana de la Docencia?

Hay dos razones fundamentales. La primera de ellas es que las personas, las académicas y los docentes, estamos siempre muy ocupados. Nuestro día a día es muy vertiginoso, entonces el tomar una pausa como comunidad universitaria y crear espacios de reflexión es fundamental, porque el mundo en torno a nosotros está cambiando muy rápidamente. (...) Como comunidad universitaria, no podemos desfasarnos de las necesidades y del discurso social, porque ponemos entonces en riesgo la relevancia, la pertinencia de nuestra institución.

Realmente aplaudo la iniciativa de esta Semana de la Docencia, porque al enfocarnos específicamente a la Internacionalización como parte del trabajo docente que llevamos a cabo, podemos enfocarnos a uno de los desafíos, que es precisamente responder a las necesidades de una sociedad que es cada vez más intercultural, de una sociedad que está cada vez más integrada de una manera global con el resto del mundo (...) le estamos apuntando juntos a un desafío que es muy pertinente, yo diría urgente.

—Finalmente. ¿Qué espera llevarse de su encuentro con las y los docentes de la Universidad de Chile durante esta Semana de la Docencia?

La mayor parte de mi investigación y de mi trabajo docente se centra en este tema de la internacionalización, de este trabajo en diferentes países, entonces mi primera expectativa es entender cómo estas dinámicas toman un sabor chileno, cómo estas dinámicas específicamente se manifiestan y se ven reflejadas en las preocupaciones de la comunidad docente de la Universidad de Chile (...) En segundo lugar, también tengo la expectativa de formar redes. Muchas veces hablamos de redes de investigación que son importantísimas, sin duda, pero creo que también es importante formar redes de docencia, donde podamos tener colegas con quienes reflexionamos acerca de los desafíos.

El problema del trabajo académico es que nuestro trabajo nos exige ser expertos gran parte del tiempo, y al ser expertos por gran parte del tiempo, no siempre tenemos tiempo para ser aprendices. Entonces la Semana de la Docencia también es un espacio en el cual podemos explorar, en el cual podemos una vez más aprender. La paradoja de todo esto es que muchos de quienes escogemos la profesión académica, lo hacemos porque nos gusta aprender, pero una vez que estamos en ella, no hay mucho tiempo para seguir aprendiendo. Entonces esa es mi otra expectativa, el formar parte de una comunidad en la que centramos nuestro aprendizaje y nuestro crecimiento personal de manera continua; (...) y yo creo que si hay algo más, el poder identificar algunos de los obstáculos que nos impiden llevar a cabo estos procesos de transformación institucional que son necesarios para poder hacer realidad la internacionalización del currículo en casa”.