Profesor de Economía y Psicología en la U. Carnegie Mellon

George Loewenstein: "Los afectos son clave en el comportamiento económico"

George Loewenstein: "Afectos son clave en el comportamiento económico"
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"El problema no es solo individual; a menudo, es el sistema lo que debe cambiar", dice Loewenstein.
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"La economía del comportamiento demuestra que el ego y la autoestima son factores clave en nuestras decisiones cotidianas", explicó George Loewenstein durante el seminario.
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El destacado economista y psicólogo de la Universidad Carnegie Mellon visitó Chile invitado por el ISCI y el Instituto Milenio MIPP.

Bisnieto de Sigmund Freud, neurólogo austríaco y padre del psicoanálisis, George Loewenstein, director del Centro de Investigación de Decisiones Conductuales de la U. Carnegie Mellon, ha seguido de cerca los pasos de su herencia materna. A tal punto que hoy, con una prolífica carrera de más de 40 años -su CV tiene 56 páginas y es frecuente que su nombre figure entre los candidatos a ganar el Premio Nobel de Economía-, no concibe la economía separada de la psicología.

“Los economistas de hoy están obsesionados con establecer la causalidad. Eso lo es todo para ellos”, advierte.

Él, en cambio, las considera disciplinas colaborativas a tal punto que su investigación se centra en las aplicaciones de la psicología a la economía y, más recientemente, en las aplicaciones de esta última a la psicología en análisis en temas tan diversos como el aburrimiento, la autoestima o la renuencia a agradecer y a disculparse. Y es que, tal como el investigador describe en su página personal de la Universidad Carnegie Mellon, entre sus intereses se incluyen, entre otros, el papel de la emoción en la toma de decisiones, la psicología y la economía de la atención, los estados de ánimo motivacionales asociados con la cognición, el regateo y las negociaciones, la psicología y la salud, y el derecho y la economía.

Cofundador del enfoque paternalista asimétrico o libertario de la política pública, Loewenstein ayudó a dar forma al campo de la economía conductual, conocido como neuroeconomía, en el cual ha publicado más de 300 artículos en revistas de economía, psicología, derecho y medicina, entre otras, además de seis libros -en calidad de autor y editor- y numerosos capítulos de libros sobre temas que van desde la elección intertemporal hasta la economía conductual y las emociones.

Profesor visitante en la London School of Economics and Political Science, en Reino Unido, y en el BRIQ Institute on Behavior and Inequality, en la Universidad de Bonn, Alemania, Loewenstein visitó nuestro país por primera vez a fines de 2024. Lo hizo invitado por el Instituto Milenio para la Investigación de Imperfecciones de Mercado y Políticas Públicas (MIPP) y el Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI), estadía durante la cual dictó dos conferencias: “‘When Do People Benefit from Choice?” y “Attention-based Utility”.

Psicología de las emociones

 - ¿Cómo describiría el impacto que la economía y la psicología han tenido en la toma de decisiones?

La economía del comportamiento que practico comenzó alrededor de 1980 con dos artículos académicos: “Prospect Theory”, de Kahneman y Tversky, y “Toward a Positive Theory of Consumer Choice”, de Richard Thaler. Este es más o menos el origen de un montón de personas tratando de integrar la economía y la psicología. Antes de esto hubo muchos ejemplos dispersos de gente que lo hacía. De hecho, se remonta hasta Adam Smith que escribió dos libros famosos: “The Wealth of Nations”, que es un libro de economía, y “The Theory of Moral Sentiments”, que es un texto de psicología lleno de ideas absolutamente brillantes. De hecho, una vez escribí un artículo titulado “Adam Smith, Behavioral Economist”.

- ¿Él fue su inspiración para su investigación en este campo?

Obtuve muchas ideas al leerlo, aunque no diría que fue mi inspiración. La economía conductual ha evolucionado y ha recibido aportes de distintos tipos de psicología. Diría que, desde la investigación sobre el comportamiento en la toma de decisiones, pero también desde la psicología social, he estado particularmente interesado en la psicología de las emociones que es una nueva tendencia a partir de la cual los economistas están empezando a modelar formalmente los procesos psicológicos. 

- ¿Qué factores psicológicos cree que juegan un papel crucial en la toma de decisiones económicas cotidianas?

Creo que el factor número uno que los economistas del comportamiento aún no han tomado en cuenta, y que los economistas tradicionales no consideran en absoluto, es el ego o la autoestima. Si miras el comportamiento de la mayoría de la gente, supongo que esto incluso incluiría el comportamiento de quienes viven en “el borde”, con medios muy limitados. Las personas están muy impulsadas por el ego y la autoestima.

¿Cuál es el propósito de la actividad económica? ¿Es mejorar las circunstancias materiales y aumentar el consumo? No es eso en absoluto. Todo se trata, asegura, de la autoestima y de sentirnos bien con nosotros mismos. Predigo que esto se va a convertir en un área muy brillante de la economía del comportamiento. 

Otras interrogantes que este economista se plantea es cuándo y cuánto se beneficia la gente de tener muchas opciones en decisiones económicas cotidianas. La respuesta a ellas ha sido central en su investigación en la que ha establecido que el problema es que a la gente se le da demasiadas opciones. Lo ejemplifica con un paciente con cáncer enfrentado a seguir un tratamiento de quimioterapia, radiación o ambas.

“Creo que la idea de que le damos demasiadas opciones a las personas es central”, constata, mencionando este ejemplo de salud, el cual también extiende a distintas alternativas de dietas y pensiones de vejez.

Contextualiza: “Recientemente escribí un artículo sobre el papel de los afectos en la elección intertemporal (decisión que implica compensaciones en el tiempo como hacer dieta, ejercicio o ahorrar). He estado argumentando que las emociones juegan un papel esencial en este tipo de elección y que, a menudo, las personas se comportan impulsivamente y de una manera miope cuando están bajo la influencia de emociones fuertes”.

Los afectos, explica el investigador, incluyen emociones como la ira, la tristeza o el orgullo. Pero también, dice, estados motivacionales como el dolor, el aburrimiento e impulsos como el hambre, la sed o el apetito sexual.

“Gran parte de mi investigación se ha centrado en el papel de los afectos en el comportamiento económico”, afirma, agregando que en este campo le interesa mucho un fenómeno que se conoce como el dolor de pagar y que hace que quienes lo padecen no les guste comprar cosas, aunque las necesiten.

“El problema es el sistema”

Junto con el tema del ego y la autoestima, Loewenstein explica que las personas cometen errores sistemáticos en su comportamiento. En otras palabras, dice, se comportan de maneras que, a menudo, son autodestructivas.

“Por ejemplo, no invierten suficientes recursos para su retiro, trabajan demasiado, ejercitan poco y sufren de obesidad. El enfoque paternalista asimétrico o libertario de la política pública consiste en cambiar el entorno de la elección de una persona para que le resulte más fácil superarse y mejorar su situación”, explica.

“Es interesante, porque, aunque soy uno de sus fundadores, después de haber trabajado en esta área durante unos 20 años, probablemente me he convertido en su mayor crítico. Creo que muy a menudo el problema no es el individuo, es el sistema”.

El problema, desarrolla Loewenstein, es que lo más probable sea que algo ha cambiado en el ambiente alimentario. “Creo que mucho de eso tiene que ver con el dominio del negocio agrícola”, analiza, comentando que el peso muscular de Estados Unidos, alrededor de 1980, era muy similar al de otros países, en tanto que hoy cerca del 70% de su población es obesa”.

Lo mismo sucede, dice, con el sistema de pensiones. “Hay muy pocas personas que tienen competencias en inversiones y ahora no solo tienen que preocuparse de ganar lo suficiente, sino que también de decidir cómo invertir su dinero”, concluye.

El factor humano en las políticas públicas

Durante su estadía en Chile, George Loewenstein compartió con expertos en economía del comportamiento en distintas actividades organizadas por el Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI) y el Instituto Milenio para el Estudio de Imperfecciones de Mercado y Políticas Públicas (MIPP). Entre ellos, con nuestro académico Daniel Schwartz, quien ha colaborado en múltiples ocasiones con el economista estadounidense.

Schwartz, investigador del ISCI y del Instituto Milenio MIPP, compartió escenario con Loewenstein en el seminario “El factor humano en las políticas públicas: perspectivas y aplicaciones de la economía del comportamiento”, instancia en la cual presentó casos prácticos aplicados en Chile. Entre ellos, la reducción de la inasistencia de pacientes a sus horas médicas, el aumento de la realización de mamografías de control, las mejoras en regulaciones financieras y la evaluación del etiquetado de alimentos. Estas investigaciones, en colaboración con distintas organizaciones, buscan mejorar las políticas públicas que impactan a millones de personas.