Las denuncias por violación contra el exsubsecretario Manuel Monsalve y el ex futbolista Jorge Valdivia han reabierto el debate en torno a la definición y legalidad del consentimiento sexual en Chile. En ese contexto, el martes 17 de diciembre se realizó el foro radial Hablemos TodUs: “El consentimiento, una conversación pendiente”, espacio organizado por el Senado Universitario y Radio Universidad de Chile.
El panel estuvo integrado por Natalia Silva Fischer, psicóloga, Magíster en Ciencias Sociales con Mención en Gestión Social, y experta en perspectiva de género y juventudes; María Soledad Berríos González, encargada de la Oficina de Atención y Prevención del Acoso Sexual de la Dirección de Igualdad de Género de la U. de Chile; y Ximena Azúa Ríos, Senadora Universitaria y académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile. Moderó la conversación la editora de prensa de Radio Universidad de Chile, Diana Porras.
Para Natalia Silva el concepto de consentimiento podría definirse, en su sentido más amplio, como una autorización voluntaria. En el caso del consentimiento sexual, agregó, este acuerdo debe realizarse de manera consciente, en un estado mental que permita autorizar o no autorizar el encuentro. "Es importante entender que el consentimiento puede ser revocable, uno puede cambiar de opinión. En el mundo muchos acuerdos legales son revocables. En ese sentido, ¿por qué el consentimiento sexual no?", dijo.
Por su parte, Ximena Azúa destacó la importancia que tiene en este tema la educación sexual integral. "El consentimiento también dice relación con conocer mi cuerpo, respetarlo y poder decir lo que me gusta y lo que no. Y esa es una debilidad de la sociedad chilena, ya que la educación sexual integral en nuestro país no existe”, declaró.
Respecto al consentimiento sexual enmarcado en las relaciones de pareja, María Soledad Berríos indicó que antes no era un tema, que era parte del deber de la esposa. Sin embargo, este cuestionamiento aparece, precisó, “cuando empezamos a hablar de las relaciones de género, de la desigualdad, cuando la voz de los feminismos lo hicieron visible”.
“El problema de fondo dice relación con cómo un conjunto de personas -mujeres y diversidades, dadas las construcciones de estereotipos y roles- aparecemos en esa relación con menos poder y en una situación de desigualdad que nos pone en el rol de conceder, de complacer”, comentó.
Violencia y roles de género
En 2023 la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres registró 51 agresiones sexuales al día. El 86% de las víctimas fueron mujeres y niñas, y el 95% de los agresores hombres.
Al respecto, Silva aseveró que históricamente el hombre es quien ha ostentado el poder, “porque estereotípicamente se le han dado roles de género que son más validados por la sociedad”. “En esta desigualdad de poder ocurren situaciones de violencia cuando, entre otras cosas, las mujeres no cumplen estos estereotipos impuestos. En este rol de poder que se le ha planteado al hombre ellos también tienen actitudes más violentas. Desde esa mirada se puede analizar el por qué es el hombre quien ejerce dicha violencia”, propuso.
En el mismo sentido, la Senadora Azúa señaló que estas posiciones desiguales operan fuertemente respecto al modelamiento de niños y niñas. Por tanto, añadió, es muy complejo que no hayamos aprobado una educación sexual integral ni que se incluya la perspectiva de género en la formación docente.
“Hicimos un estudio sobre las relaciones al interior de la sala de clases, y concluimos que quienes más perpetuaban estereotipos de género son los/as educadores/as de párvulo. (…) Entonces, cuando se instala que el consentimiento tiene que ver con una cosa entre pareja o que es algo privado hay un error, porque los roles no son iguales, y estas relaciones desiguales están operando en términos de una masculinidad que siente que es poderosa. En ese sentido es clave establecer un acuerdo común acerca de la forma de educar a nuestros niños y niñas”, concluyó.
Por otro lado, Berríos se refirió a las iniciativas que ha generado la Universidad de Chile para combatir las desigualdades y violencia de género. En términos de formación y sensibilización, la Digen imparte hace dos años un curso de formación general sobre la construcción de masculinidad, también realiza la actividad “El tendedero del consentimiento”, en la cual los/as estudiantes responden qué es el consentimiento para ellos. En cuanto al currículo, el modelo educativo de la casa de estudios incorporó el principio de igualdad y no discriminación, lo que ha generado una necesaria discusión sobre cómo incorporamos temáticas de igualdad de género en la formación.
“Nos queda un gran camino por recorrer, sin embargo, hemos conseguido bastantes logros significativos. Contamos con un contexto institucional, con políticas universitarias en la materia que nos orientan como comunidad, tenemos un protocolo de actuación para cuando el problema ya ha ocurrido, y también tenemos un conjunto de acciones preventivas que nos ayudan a abordar más integralmente el problema” aclaró.