Palabras en la Ceremonia de Profesor Emérito de Eduardo Carrasco

Ha sido un gran honor participar en esta ceremonia en la cual la Universidad de Chile ha distinguido como Profesor Emérito a Eduardo Carrasco. Estoy consciente de que, al representar hoy a la Universidad, represento a cada una de las personas de nuestra comunidad cuyas vidas han sido mejores gracias al trabajo académico del Profesor Carrasco. También rindo homenaje a ese patrimonio inmaterial que es hoy mayor gracias a su contribución al conocimiento.

Hemos sido afortunados de tener con nosotros y nosotras a una persona tan excepcional, que con su vida, su trabajo, su canto y su compromiso con un Chile democrático e igualitario representa en sí mismo al conjunto de los valores de nuestra institución. Y no solo sus valores, también su carácter y su propósito.

En plena pandemia en una entrevista en Palabra Pública nos dijo: "La cultura es creadora de universalidad y, además, educadora en la movilidad, es revolucionaria en ese sentido, por eso le tienen tanto miedo las gentes que son conservadoras, porque creen que la palabra está dicha, que hay que contentarse con lo que hay, que no hay nuevas palabras, nuevos artes, nuevas posibilidades. Abrir la cabeza a esas cosas nuevas es fundamental en la vida humana”. Una entrevista hermosa y profunda, así como esa fotografía que lo muestra trabajando frente al mar mientras habla de la capacidad anticipatoria de la música.

Y en eso ha estado siempre: reflexionando, creando, cantando y abriendo la cabeza a lo nuevo, como cada uno y una de ustedes lo ha expresado.

Qué mejor legado para una universidad que aquel de un movimiento creativo permanente que fluye, entrega y recoge a medida que se van formulando las preguntas y buscando las respuestas. 

Tuve el privilegio de leer la notable presentación que hizo Sandra Baquedano de Eduardo Carrasco, en septiembre del año pasado, y me permitiré citarla para que sus palabras se vuelvan a escuchar. Dice la Profesora Baquedano:

Eduardo Carrasco era en clases portavoz de esa filosofía donde se patentizaba y engrandecía la dimensión de un dolor común, más allá del principio de individuación cuyo padecimiento constituía lo esencial de toda vida. Esa dimensión terrible y enigmática constituían un aliciente que no lo había llevado en su caso a negar ni la vida ni su sentido, sino a afirmarla en toda su inmensidad: a través de la música con el Quilapayún.

Desde ese ejercicio de intentar ver desde la conciencia del otro, al que también refiere Sandra cuando describe el pensamiento de Eduardo Carrasco, me sitúo hoy para representar a tantos y tantas que le admiran, respetan y agradecen para extender esta invitación que le hace la Universidad de Chile a permanecer como Profesor Emérito, es decir, a permanecer para siempre en su seno, no solo como necesario, sino como imprescindible.

Permanecer para junto con seguir pensando en lo nuevo, en lo cambiante, continúe dialogando como el maestro que es, desentrañando verdades, como lo ha hecho con Matta, Torretti, Fernando García y consigo mismo, en un tiempo en que dialogar con mente y espíritu abiertos se vuelve difícil a la vez que fundamental. No se trata entonces solo de un título honorífico, es más bien reconocerlo como sustancia de esta institución señera de nuestra República, no solo en cuanto a la valoración de su trayectoria, sino que también como esencial para su evolución futura.

Muchas gracias.

Rosa Devés Alessandri
Rectora de la Universidad de Chile

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