Esta iniciativa forma parte del programa GES de hipoacusia para personas mayores de 65 años, el cual se enmarca en la atención de pacientes beneficiados por la Ley 21.621. Pero más allá del tratamiento clínico, sus testimonios reflejan una experiencia marcada por la cercanía, el respeto y la calidad humana.
María Reyes, vecina de Tiltil y paciente del Hospital Clínico de la Universidad de Chile (HCUCH) desde hace años, ha vivido aquí momentos difíciles y felices junto a su familia. Recuerda con especial cariño a la enfermera Daniela, quien la atendía con dedicación incluso cuando llegaba tarde debido a las dificultades de transporte desde su comuna. Hoy, participa con entusiasmo en los talleres del programa auditivo y destaca la calidad de la atención.
“Ya llevamos tres talleres, y realmente desde el médico hacia abajo me han atendido súper bien. Estoy muy contenta. La atención ha sido muy buena. Incluso yo me estuve atendiendo aquí también porque tuve un problema interno, una bacteria, y realmente me atendieron muy bien. Nos han sabido tratar como corresponde, que yo creo que a esta edad lo merecemos”.
Juana Olivares, proveniente de Caleu, una localidad ubicada a 68 kilómetros al noroeste de Santiago y perteneciente a la provincia de Tiltil, es otra de las pacientes beneficiadas por este programa. Debido a la distancia, llegar al Hospital no es fácil, pero para ella vale la pena. Aquí se operó en Oftalmología y su esposo fue hospitalizado en más de una ocasión. Con emoción recuerda cada una de esas experiencias, siempre marcadas por un cuidado cálido y oportuno.
“El 19 de febrero llegué aquí por primera vez, porque me llamaron para una hora con el otorrino. Me iban a poner los audífonos con el tecnólogo Olmedo, a quien me encantaría ver si está por aquí, para agradecerle todo lo bien que me trató. Estoy muy agradecida, porque me han atendido súper bien. Yo vengo de Caleu, pero agradecida de la vida, agradecida del hospital y de todo, porque siempre nos han tratado bien y nos han atendido súper bien”.
Julia Farías representa a quienes se acercan por primera vez al Hospital. Oriunda de Curicó, llegó a Tiltil hace más de 50 años, donde formó una gran familia: cuatro hijos, quince nietos y bisnietos que la llenan de orgullo. “Así que soy una mujer feliz. No tengo plata, pero tengo la felicidad más linda que es la familia”, comentó con una sonrisa.
“Soy de pocas palabras, pero estoy muy agradecida de todo aquí. Es la primera vez que visito este Hospital, ni siquiera lo conocía, pero me encantó. Me encantó todo. El personal, la gente que a veces está alrededor de uno, que ya ha venido antes y te da confianza cuando uno no sabe. Te enseñan, te guían... Estoy muy agradecida, tanto con los médicos como con las fonoaudiólogas que nos asisten y todo el personal”.
Estas historias nos recuerdan que, detrás de cada atención en salud, hay personas, trayectorias y comunidades enteras que se ven beneficiadas. La Ley HCUCH no solo permite ampliar el acceso y la oportunidad de atención para pacientes que llevan años esperando una atención digna, sino que también fortalece los lazos entre el sistema público y nuestra institución.