El Rector Angelo Jiménez es una figura destacada en el ámbito académico y social de Filipinas. Abogado laboral y experto en migración internacional, ha contribuido al diseño de políticas para proteger a trabajadores migrantes y promover marcos regulatorios inclusivos. Con títulos de prestigiosas instituciones como la Universidad Nacional de Singapur y Harvard, Jiménez es también el primer presidente de la Universidad de Filipinas (UP) con raíces indígenas. Este aspecto único de su biografía le ha permitido abogar por la inclusión y la diversidad cultural desde la educación superior.
Jiménez visitó recientemente la Universidad de Chile para participar en el III Encuentro de la Red de Conocimientos Indígenas de la Asociación de Universidades de la Cuenca del Pacífico (APRU). Este evento internacional reúne a académicos y líderes indígenas de Asia, América Latina y el Pacífico para dialogar sobre cómo los saberes ancestrales pueden contribuir a enfrentar desafíos globales como el cambio climático, la desigualdad y la pérdida de biodiversidad.
Durante su visita, Jiménez compartió sus reflexiones sobre la importancia de integrar los saberes indígenas en las universidades, destacando que estas instituciones deben ser espacios de diálogo y respeto mutuo entre diversas cosmovisiones. "Las universidades tienen el poder de transformar la sociedad, pero solo si aprendemos a escuchar y respetar los conocimientos que vienen de nuestras raíces", afirmó en su intervención inaugural.
- Rector Jiménez, usted es el primer presidente de la Universidad de Filipinas con raíces indígenas. ¿Qué significa esto para usted y para su país?
Es un honor que nunca imaginé llevar. Crecer en una comunidad indígena me dio una perspectiva única que ahora puedo usar para transformar la universidad. Cuando asumí este rol, decidí tomar mi juramento en las montañas, frente a los niños de mi tribu, como un acto simbólico. Quería enviar un mensaje claro: las universidades deben comprometerse con los sectores más marginados, especialmente las comunidades indígenas, que muchas veces son invisibilizadas.
- ¿Cómo está usando su posición para impulsar cambios significativos en la inclusión educativa?
La presidencia de la universidad es una plataforma poderosa para visibilizar lo que suele quedar olvidado. Por ejemplo, he trabajado para crear becas destinadas a estudiantes de sectores vulnerables y establecer centros de exámenes en áreas remotas. También hemos introducido programas de educación alternativa, como grados asociados, para que estudiantes de contextos menos privilegiados puedan tener una segunda oportunidad de acceder a la educación superior.
- ¿Qué lecciones ha aprendido en este encuentro en la Universidad de Chile?
Ha sido una experiencia reveladora. Al dialogar con líderes indígenas y académicos, me he dado cuenta de que debemos repensar la manera en que la educación universitaria interactúa con los saberes ancestrales. Las universidades, en su estructura tradicional, a menudo perpetúan sistemas que excluyen o transforman estos conocimientos en formas que pueden alienar a las comunidades. Necesitamos nuevos conceptos educativos, sistemas que respeten y dialoguen con las visiones del mundo indígenas.
- ¿Cómo visualiza la integración de los saberes indígenas en las universidades?
Creo que debemos buscar modelos educativos paralelos y complementarios. Por ejemplo, en Filipinas hemos implementado un programa llamado "Farmer Scientist" (científico campesino o científico agricultor) que une conocimientos tradicionales agrícolas con ciencia moderna. Este tipo de iniciativas demuestra que es posible mantener la esencia de los saberes indígenas mientras se incorporan herramientas contemporáneas. La clave es la colaboración, el respeto mutuo y la paciencia, porque este es un proceso que tomará generaciones.
- ¿Cuál es su mensaje para los estudiantes y académicos que trabajan en temas de inclusión y diversidad?
La diversidad no es solo un ideal; es una necesidad para construir sociedades más justas. Mi llamado es a crear espacios de diálogo, a aprender de las diferencias y a usar nuestras plataformas para visibilizar a quienes han sido históricamente excluidos. El cambio comienza con pequeñas acciones, como este encuentro, que nos permite compartir y construir un futuro común.