La actividad fue desarrollada por la Unidad de Desarrollo Organizacional y Capacitación y contempló el análisis de la normativa nacional vigente en materia de inclusión, y de la Política de Inclusión y Discapacidad en la Perspectiva de la Diversidad Funcional de la Universidad de Chile; en un bloque que fue facilitado por la jefa de la Unidad de D.O. y Capacitación, Mariela Moreno. “A través de este taller buscamos visibilizar la importancia de la comunicación y la accesibilidad de la información, promoviendo una cultura institucional más inclusiva, donde los contenidos sean de fácil comprensión para todas las personas, independiente de las características individuales”, comentó.
La también gestora de inclusión laboral institucional, reflexionó sobre la manera en que se generan las comunicaciones institucionales. “Implica pensar cotidianamente en la difusión de información que realizamos, a través de correos electrónicos, página web institucional, materiales impresos o audiovisuales, entre otros”, apuntó.
El taller es parte del Programa de Inclusión Laboral que lleva a cabo la Universidad, y que durante 2023 desarrolló entre otras actividades, sesiones informativas de inclusión laboral de personas con diversidad funcional, desde un enfoque de derechos, orientado a académicas/os y personal de colaboración; capacitaciones sobre liderazgo, atracción de talento y selección inclusiva, junto con acompañamiento para personas con diversidad funcional, con el fin de obtener la Credencial de Discapacidad.
Respecto de esta sesión para profesionales responsables de las áreas de comunicaciones, Mariela Moreno añadió que “deseábamos reflexionar juntos sobre las barreras de comunicación que enfrentan personas con diversidad funcional y compartir estrategias de diseño universal en las comunicaciones, con el propósito, que todas y todos los miembros de la comunidad universitaria puedan acceder y participar de las oportunidades que nuestra Universidad ofrece”.
El segundo bloque del taller fue guiado por Andrea Muñoz, gestora de inclusión laboral de la Dirección de Gestión y Desarrollo de Personas, y estuvo orientado a la revisión de recomendaciones de uso efectivo del lenguaje inclusivo, adaptación de formatos informativos y herramientas orientadas a la elaboración de contenidos comunicacionales, que propicien que la información sea comprensible y alcanzable para todas las personas.
Una vez finalizada la sesión, enfatizó en que “durante el taller, observamos una participación muy activa por parte de las y los asistentes, compartiendo ideas, experiencias sobre comunicación inclusiva y planteando preguntas muy interesantes respecto al desafío de comunicar con un enfoque de diseño universal”. También destacó que “algo muy gratificante fue que participaran encargados/as de comunicaciones de los cincos campus universitarios, porque el diálogo permitió que las y los asistentes se asesoraran y generaran espacios de colaboración para la creación de contenidos que contemplen la accesibilidad de la información”.
Comunicación al servicio de la comunidad
Tras su participación, Carlos Solorza, periodista de la Facultad de Derecho Uchile, evaluó el encuentro: “superó mis expectativas, en el sentido que se abordaron diferentes aspectos relevantes para la buena convivencia dentro de la Universidad; pero por sobre todo porque fue didáctico para identificar cómo se debe abordar la relación que todos tenemos con las personas en situación de discapacidad y reconocer qué aspectos podemos mejorar en nuestra labor como comunicadores, con el fin de darle visibilidad e incluirlos adecuadamente”.
Además, valoró “que se generen instancias de aprendizaje y conversación en torno a grupos que muchas veces son invisibilizados. Esto ciertamente contribuye a la autoevaluación y mirar con atención el trabajo que hacemos”.
Por su parte, Paz Escárate, encargada de Comunicaciones del proceso de Acreditación Institucional remarcó que “dieron tips muy concretos y útiles sobre uso del lenguaje y utilización de las tecnologías que benefician a toda la comunidad”, y planteó que “me parece muy beneficioso concretar las políticas de inclusión desde el lenguaje y los saberes profesionales. Eso aumenta la coherencia y la diversidad como riquezas de la Universidad”.
En tanto, Renato Henríquez, periodista de la Dirección de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios, perteneciente a la Vicerrectoría de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios, refirió que el taller “es una primera aproximación súper necesaria y que todes les periodistas de la universidad debiéramos tener como base, ya que una institución pública como la Universidad de Chile debe ser la primera en respetar los derechos de todes, y el acceso igualitario a la información es uno de ellos”.
“Me parece importante que el abordaje (de estos temas) debe ser transversal a toda la Universidad y no sólo en algunos espacios. Nada funciona por sí sólo, así que es fundamental que, como se habló en el taller, no sólo conversen entre sí las políticas, sino que exista una coordinación en todas las vicerrectorías y espacios que aparecen en la construcción de la comunicación, ya que ahí está el verdadero cambio y no acciones o espacios individuales”, remarcó.
Recomendaciones de lenguaje y comunicación inclusivo
Entre los contenidos planteados en el taller, se abordó el concepto de diversidad funcional, que pone el énfasis en que las personas puedan cumplir las mismas tareas de manera diversa, y la búsqueda de una inclusión para todo tipo de cuerpos.
Junto a ello, se precisó el aporte del lenguaje inclusivo y su uso adecuado, de modo que erradicar estereotipos, prejuicios y prácticas nocivas que afecten la participación e inclusión de personas con discapacidad. En este sentido, se abordó la manera correcta de referirse a personas con diversidad funcional visual, auditiva, física y mental; junto con recomendaciones para apoyar las necesidades de personas en cada situación.
Asimismo, se revisaron recomendaciones técnicas de cómo integrar criterios inclusivos en la redacción de documentos y textos online. En este sentido, se planteó la redacción de textos con letras legibles y de líneas simples y tamaño de letra igual o superior a 12 puntos, junto con preferir interlineados 1,5 y alineación a la izquierda de los párrafos, de modo de facilitar su lectura, tanto para documentos impresos como para software de apoyo de lectura en pantalla.
En cuanto al uso de imágenes, se sugirió incorporar siempre la descripción de Texto Alternativo (o ALT), etiqueta que describe lo expuesto en las imágenes y facilita el acceso a los contenidos de la misma en el caso de personas con discapacidad de origen visual. Mientras que, para el uso de contenidos audiovisuales, se planteó la conveniencia de incorporar subtítulos, lengua de señas, audio-descripción u otras herramientas que aseguren la accesibilidad de dichos contenidos.
Finalmente se revisaron estas recomendaciones aplicadas a comunicaciones de la Universidad, en ejemplos de videos informativos, correos masivos o sitios web, de modo que las y los participantes pudieran identificar y reconocer los diferentes formatos abordados. El material revisado fue puesto a disposición de la comunidad por parte de la Dirección de Gestión y Desarrollo de Personas, en formato de guías prácticas, y plantillas de ofimática con criterios de accesibilidad aplicadas.