Columna de opinión:

Obesidad, factor común de enfermedades transmisibles y no transmisibles

Columna de opinión sobre obesidad y políticas públicas
"La obesidad es un problema complejo y multifactorial, donde el enfoque principal ha estado en la forma de los cuerpos obesos y las implicancias para la salud", afirman los autores de esta columna.
"La obesidad es un problema complejo y multifactorial, donde el enfoque principal ha estado en la forma de los cuerpos obesos y las implicancias para la salud", afirman los autores de esta columna.
"Miramos este problema desde el rol de los determinantes sociales que condicionan la malnutrición por exceso en las personas", agregan.
"Miramos este problema desde el rol de los determinantes sociales que condicionan la malnutrición por exceso en las personas", agregan.

La obesidad ha sido definida como una pandemia que contribuye a una sindemia global en conjunto con la desnutrición y el cambio climático. Estas tres pandemias comparten determinantes estructurales, como la pobreza multidimensional y requieren un enfoque holístico de todo el sistema alimentario. El consumo de una alimentación saludable no es sólo un tema de capital cultural, sino principalmente de disponibilidad y acceso (físico y económico), del cual la mayor parte de la población está privada, tanto en cantidad como calidad suficiente. Es necesario impulsar políticas públicas estructurales, que consideren el desarrollo económico y social, para combatir esta sindemia global.

Recientemente se publicó el mapa nutricional de la Junaeb, donde se muestra un aumento de la obesidad infantil en el 2020. Aunque con una metodología levemente diferente a las previas (las mediciones de talla y peso las realizaron las y los tutores de las y los niños, y no el equipo docente), estos datos muestran un alza preocupante de la obesidad infantil.

La obesidad es un problema complejo y multifactorial, donde el enfoque principal ha estado en la forma de los cuerpos obesos y las implicancias para la salud. Se han atribuido responsabilidades individuales (elección personal, conocimiento nutricional), omitiendo la importancia de las desigualdades estructurales en la obesidad. Creemos que es imprescindible tomar en cuenta la influencia del sistema económico y político en las políticas públicas destinadas a prevenir y tratar la obesidad, razón por la cual nos parece fundamental considerar la producción sostenible de alimentos, que vele por la protección de los recursos naturales y genere suficiente biodiversidad de cultivos, manteniendo el patrimonio alimentario local.

La evidencia sugiere que la obesidad es un factor de riesgo para la COVID-19. En Chile, durante el mes de marzo, un 9 por ciento de las personas hospitalizadas por COVID-19 presentó obesidad como comorbilidad, después de hipertensión y diabetes. La alta prevalencia de obesidad en Chile podría contribuir a explicar la compleja situación que Chile ha vivido durante la pandemia, independiente de las medidas que se han tomado y del exitoso proceso de vacunación. Diversos estudios muestran que la obesidad aumenta el riesgo de hospitalización, del ingreso a cuidados intensivos y el desarrollo de consecuencias graves que llevan a la muerte, incluso en personas jóvenes. Esto evidencia una nueva consecuencia de la obesidad, más allá de su relación tradicional y conocida con las enfermedades no transmisibles como hipertensión, diabetes y cáncer, también con enfermedades transmisibles como el COVID-19 y eventualmente otras futuras.

Nuestro grupo de trabajo transdisciplinario para la obesidad de poblaciones (GTOP) tiene como uno de los pilares la reflexión porque estamos convencidos que de ella pueden surgir propuestas innovadoras; nos interesa indagar y problematizar las dimensiones históricas, sociales y culturales para comprender los diversos fenómenos psicosociales y biológicos que confluyen en torno a la obesidad. Miramos este problema desde el rol de los determinantes sociales que condicionan la malnutrición por exceso en las personas, para integrar en el análisis de las dimensiones culturales y jurídicas, así como las concepciones simbólicas de las poblaciones sobre el cuerpo, las identidades y los roles de género.

Nuestra propuesta amplia incluye, entre otros, un salario mínimo universal o bonos específicos que permitan el acceso a la compra de alimentos saludables; asegurar disponibilidad de alimentos saludables a través de cadenas de distribución no abandonadas al mercado; proteger una determinada cantidad de suelos para la producción de alimentos; cuidado del medioambiente frente al cambio climático. En el corto plazo, proponemos medidas fiscales como impuestos a los alimentos no saludables (“altos en”) y subsidios a la producción agrícola campesina, pesca artesanal y comercios que favorezcan los circuitos cortos, como ferias y mercados. Es urgente contar con políticas públicas que apunten a las causas más estructurales del problema y a aquellas acciones que la evidencia ha demostrado que son más efectivas.