Desde Argentina, Soledad Paladino prepara lo que será su charla magistral para la apertura del 3° Congreso de Estudiantes de Postgrado. Doctora en Teología, enfermera, investigadora y profesora adjunta de Ética y Teología Moral, viene al congreso con una conferencia titulada “Educar para un humanismo tecnológico. La universidad en la era de la Inteligencia Artificial”, en donde espera abrir un espacio para reflexionar cómo las instituciones tienen la misión de enseñar para un humanismo tecnológico que trascienda en el tiempo.
Además, la profesora participará de actividades en la Facultad de Medicina y en la Facultad de Filosofía y Humanidades. En esta última hablará de temas generales sobre la Inteligencia Artificial (IA), mientras que en Medicina lo vinculará con los fundamentos de la enfermería. ¿Qué es la enfermería? Entenderla como una relación, como una plataforma, para poder pensar de qué manera la inteligencia artificial puede beneficiar esta relación de cuidado o puede ir en detrimento de ella.
En esta entrevista, comparte un poco sobre su historia, cómo llegó a juntar la medicina con la teología, los desafíos actuales que más preocupan desde su área de estudio y las investigaciones que la ocupan.
-¿Qué te llevó a estudiar teología cuando ya tenías la carrera de enfermería?
Bueno, yo tuve la posibilidad de estudiar enfermería en una universidad donde la impronta humanista estaba desde la génesis y siempre tuve esa inquietud, aunque nunca había tenido la posibilidad de desarrollarlo de manera tan sistemática. Y durante mi práctica profesional me di cuenta de que había un montón de cuestiones que eran fundamentales a la práctica de enfermería y cuando me surgió esta posibilidad (de ir a estudiar a Roma), hice un voto de confianza y dije “me parece que esto es una señal porque a lo mejor aquí descubro otra beta de la enfermería” y efectivamente así fue. Una vez que empecé a estudiar teología, esa luz que tenía dentro se encendió y yo dije bueno, aquí encuentro un canal donde puedo respirar con más profundidad y sobre todo donde puedo aportar mucho a la disciplina de enfermería, por supuesto que del ámbito asistencial, pero sobre todo desde el ámbito académico conceptual. Me parece que en Latinoamérica tenemos un gran campo para trabajar y con todo lo que tenemos ahora me parece que tenemos un campo de estudio bien serio.
-¿El campo que une la medicina con la teología y ética, estaba ya abierto cuando decidiste seguir este camino?
Es un campo en realidad que en sí mismo está abierto, porque tanto la teología como la ética son ciencias que si bien tienen un cuerpo disciplinar propio siempre están en diálogo con otras disciplinas, en concreto con las ciencias de la salud. Yo allí en Roma profundicé sobre todo en el ámbito de la bioética pero después me di cuenta de que al estudiar teología podía darle todavía una impronta mucho más holística, una visión más amplia, de conjunto y con más profundidad, sobre todo porque es entender qué es lo que dicen tanto la filosofía como la teología sobre la persona humana y también sobre los grandes misterios de la existencia humana, como son el sufrimiento, el dolor y la muerte, que de alguna manera son los límites de la razón. Somos seres lógicos, racionales y buscamos explicaciones para todo, pero también somos seres que tenemos una dimensión espiritual; entonces, como no somos pura materia, nuestra propia naturaleza está abierta a esos grandes interrogantes. Pienso que estas dos ciencias, la teología y la filosofía, dan respuestas sólidas que pueden iluminar muchísimo situaciones, sobre todo de mucha vulnerabilidad, como es el caso de la enfermería. Entonces, de alguna manera sí pude aprovechar algo que ya estaba muy armado, que es el ámbito de la bioética, pero también me gustaría decir que hice como una síntesis personal tratando de integrar todo ese conocimiento de la teología, esas grandes preguntas, a la disciplina de la enfermería.
-Actualmente te desempeñas como profesora adjunta de ética y teología moral, ¿cuáles son las temáticas actuales de la sociedad que más preocupan desde tu área de estudio?
Bueno, fundamentalmente el área de la Inteligencia Artificial me parece que hoy es un tema clave que está en boca de todos, no solamente a nivel de opinión pública y divulgación general sino también a nivel de la academia. Yo, desde el 2020, cuando empezó la pandemia, estoy trabajando en estos temas de manera más sistemática y pude hacer una revisión bibliográfica bastante extensa de lo que se ha publicado y, efectivamente, desde el año 2015 se ha visto una curva exponencial de artículos científicos con respecto a la IA, mayormente en medicina. En enfermería ahora recién estamos viendo un nuevo crecimiento y un nuevo impacto y, bueno, son muchísimas cosas nuevas que todavía están en discusión. Todas estas nuevas olas requieren de un periodo de calma; cuando ya pase todo este gran boom veremos realmente cuáles son los temas fundamentales que se dan en la discusión. Hoy por hoy es un tema que interesa, que genera mucha expectativa, mucha intriga, también hay mucha ciencia ficción que uno puede encontrar en la web, entonces requiere también ser muy prudente. Pero bueno, me parece que si tuviese que decir hoy cuál es el tema fundamental, es el cómo impacta la IA a la hora de comprender lo que es el cuidado de la salud.
-¿Desde tu punto de vista, la IA es un aporte a la medicina, un peligro de reemplazo o simplemente algo con lo que no se debería mezclar?
Pienso que claramente es un aporte y de hecho hay muchas técnicas que se utilizan para facilitar el diagnóstico, la toma de decisiones y los tratamientos. Pienso que hay herramientas que son muy buenas; por supuesto, hay que conocer muy bien cómo funcionan. Por supuesto pienso que no es todo, porque las ciencias de la salud por su propia disciplina exceden el paradigma epistemológico de las ciencias informáticas, porque estamos cuidando a personas y la persona no es reducible a un conjunto de datos. Aunque el dato es una parte, no es toda la realidad; por eso, en ese sentido, me parece que la visión ética es fundamental para saber hasta qué punto estas tecnologías pueden ayudarme, pueden complementar esa toma de decisiones, pero nunca reemplazarla.
-¿Cuáles son las líneas de investigación que estás actualmente trabajando?
Son dos líneas de investigación. La primera, “el naturalismo y la ética”, en el fondo lo que tratamos de entender es el concepto de ley natural, que vendría a ser el concepto de la razón práctica, es decir, aquellos principios por los cuales nosotros podemos distinguir lo bueno y lo malo. Entonces, con otros colegas de la universidad dijimos: bueno, ¿por qué no tratamos de hacer un estudio interdisciplinario tratando de recoger esos aportes valiosos que ha dado la ciencia empírica a esta comprensión clásica de la ley natural, para ver si son compatibles o incompatibles, tratar de demostrar qué relación hay en ese diálogo interdisciplinario y qué puede aportar a nuestro modo de conocer el bien y el mal y discernirlo?
Y con respecto a la segunda, la línea de la prudencia. La idea es ver qué rol juega la prudencia, por ejemplo, a la hora de tener que discernir sobre la aplicación de herramientas de inteligencia artificial. O sea, mostrar cómo la prudencia no solamente se reduce a un “esto se puede o no se puede”, sino que justamente por su misma naturaleza, que es una virtud muy amplia, que abarca distintas dimensiones cognitivas de la inteligencia humana, permite hacernos cargo de la situación en donde se encuentra el sujeto que actúa, que tiene que decidir, y que trae elementos muy preciosos para el juicio moral. Es un tema que estamos empezando a transitar por aquí, aunque hay algo ya escrito, pero me parece que tiene mucho potencial, así que estoy muy entusiasmada de poder seguir desarrollando esta línea.
-Por último. ¿Qué nos traes preparado para este 3° Congreso de Postgrado?
Bueno, para mí fue bastante desafiante porque he estudiado mucho la IA, específicamente en el ámbito de la salud, pero sabía que en este Congreso iba a haber gente de todas las disciplinas, lo cual lo celebro, me parece que eso es sumamente enriquecedor. Entonces, pensando un poquito en algo que pueda ser significativo para todos, me parecía interesante proponer justamente esta reflexión sobre cómo una comunidad académica, o sea, cada una de sus disciplinas, puede contribuir de manera directa a formar en un humanismo tecnológico. A mí me parece que el desafío que hoy tiene la universidad en todos sus niveles es ayudarnos a descubrir que la IA es una herramienta que tiene sus características. Entonces, la idea es pensar que la IA va a ser lo que nosotros le dejemos hacer y que es fundamental que sea una herramienta que esté para beneficio de toda la humanidad, para beneficio de nuestro bien, como personas y como sociedad. Y pienso que la universidad es un lugar privilegiado para eso, porque justamente ha nacido con esta idea de formar en sabiduría, no en un conocimiento que hoy por hoy puede quedar obsoleto, sino que nos enseña a pensar, que nos enseña a tener un juicio crítico. Así que la reflexión va un poco en esa línea, cómo la universidad, como institución, tiene esa misión y esa grandeza de educar para un humanismo tecnológico que trasciende los periodos de estudio universitario, pues al final eso es lo que nos llevamos y con lo que impactamos en la sociedad.