Informe GET:

Clon La brecha de género se incrementa en los distintos ciclos de vida

La brecha de género se incrementa en los distintos ciclos de vida
Panel
Panel
Valentina Paredes, Paula Poblete, Héctor Carvacho, Diana Krüger, Amparo Bravo
Valentina Paredes, Paula Poblete, Héctor Carvacho, Diana Krüger, Amparo Bravo

El panel “Género, Educación y Trabajo” estuvo a cargo de la académica de la FEN e investigadora COES, Valentina Paredes, quien además fue moderadora. De esta sesión participó el director de la Escuela de Economía y Administración de la FEN, Claudio Bravo-Ortega, quien dio la bienvenida a la actividad; Paula Poblete, Directora de Estudios de ComunidadMujer, y encargada de presentar los principales resultados del Informe GET, y los comentaristas: Diana Krüger, economista y académica de la Universidad Adolfo Ibáñez; Héctor Carvacho, psicólogo, académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile e investigador COES; y Amparo Bravo, representante de la Secretaria de Género y Sexualidad de FEN. Entre sus principales resultados, el Informe GET evidencia la presencia de una desigualdad en la educación de niñas y niños y que la normativa vigente refuerza la idea de que la parentalidad es un costo asumido principalmente por las mujeres. 

La brecha de género se incrementan en los distintos ciclos de vida

Paula Poblete, Directora de Estudios de ComunidadMujer, inició su presentación explicando qué se entiende por género según la conceptualización entregada por el PNUD, que dice que son atributos construidos socialmente, los que son aprendidos a través de procesos de sociabilización y que varían según el contexto social y cultural, y que “el género determina lo que puede esperarse, lo que es permitido y valorado en una mujer o un hombre en un contexto dado”.

Para realizar este informe, revisaron toda la data disponible de Encuestas y Registros Administrativos desde el 90 hasta el 2015, sobre las brechas de género en las dimensiones de educación y trabajo en los distintos ciclos de vida, donde consideran: primera infancia, infancia, juventud, adultez y vejez. En síntesis, las diferencias entre hombres y mujeres se van incrementando a medida que pasan los distintos ciclos de vida.

El informe lo dividieron en 12 ítems, los que llamaron “12 piedras en el zapato”, siendo: 1. Estereotipos de género desde la primera infancia; 2. Las niñas y la naturalización del trabajo doméstico; 3. Embarazo adolescente, un reproductor de la pobreza; 4. Feminización de los “NINI” –jóvenes que no estudian y ni trabajan– y el futuro hipotecado; 5. Enseñanza diferenciada de las matemáticas: la multiplicación de la desigualdad; 6. Educación Superior: carreras “para mujeres” y escasa presencia en CTIM; 7. Las mujeres trabajan el triple en las tareas domésticas y de cuidado; 8. Pocas mujeres trabajando y sin poder de decisión; 9. Escandalosa brecha salarial de género; 10. Leyes y prácticas laborales: el costo no compartido de la parentalidad; 11. Bajas pensiones: el epílogo de la desigualdad en el mercado laboral; 12. Mujeres y niñas: principales víctimas de la violencia. Ver informe completo.

De las conclusiones más relevantes es posible indicar que en ámbitos de educación, hay una matriz desigual en la educación de niños y de niñas, “el sistema escolar no potencia habilidades matemáticas de niñas y eso influye en su futuro laboral y remuneraciones”. Por otro lado, desde el trabajo, se afirma que el 45% de las mujeres no trabaja jornada completa para “compatibilizar el trabajo y los hijos”. Y en cuanto a los puestos de poder en el trabajo, “Las gerencias están segmentadas: las mujeres están en asuntos corporativos, recursos humanos, no en el core del negocio“, indicó Paula Poblete. Y por último, cabe decir que en ámbito de política pública, “Leyes y prácticas laborales refuerzan que la parentalidad es un costo asumido por las mujeres”.


La brecha de género desde el capital humano

El primer comentario fue de Diana Krüger quien, dentro de sus reflexiones, se centró en la brecha de capital humano, pues si bien es cierto, Chile tiene cobertura universal de educación primaria pero en la enseñanza media empiezan las primeras desigualdades, comenzando por la deserción, la que se concentra en los más pobres; y ello determina quiénes pueden optar por educación superior. Los hombres suelen desertar más que las mujeres, pero las razones son diferentes: ellos dejan de asistir a la educación secundaria por problemas económicos en la casa y se insertan en el mundo del trabajo remunerado, mientras que las mujeres desertan por embarazo o por la necesidad de ayudar en la casa.

La brecha de género desde la psicología social

Por su parte, el psicólogo Héctor Carvacho, académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile e investigador COES de la línea Interacciones Grupales e Individuales, analizó la brecha de género desde la psicología social, tomando en cuenta cuatro niveles de análisis: individual, institucional, interpersonal y cultural.

Nos referiremos principalmente al análisis individual donde refiere a la construcción de los estereotipos. En este sentido cabe decir que desde la psicología social existen dos grandes ejes, el de la competencia y el de la calidez o la benevolencia, donde las mujeres suelen ser consideradas altas en el nivel de benevolencia pero bajas en el eje de la competencia, vale decir, “a pesar de que son buenas personas no son tan útiles” indicó a modo de ejemplo Carvacho. Este es el estereotipo predominante en distintos lugares del mundo. También está la construcción de los autoestereotipos donde destaca el fenómeno de la queen bee, la reina de las abejas, que refiere a mujeres que alcanzan lugares de poder en ámbitos netamente masculinos. A través de estudios se sabe que esas mujeres tienden a herir más fuertemente a otras mujeres que no alcanzan dichas posiciones. En particular, estas mujeres que alcanzan el poder culpan a aquellas que no lo alcanzan por sus propias niveles de incompetencias, y atribuyen su éxito a características colectivas que se consideran masculinas.

Por otro lado, Carvacho menciona el sexismo benevolente, que es el sexismo disfrazado de caballerosidad, como por ejemplo: “las damas primero”, donde se expone a las mujeres en cierto ámbito de inferioridad. En relación a esto último, cabe decir que las personas que puntúan más alto en escalas de sexismo benevolente también puntúan alto en escalas de prejuicios hacia los inmigrantes, mapuches, minorías sexuales y grupos desprotegidos. Las personas que adhieren ideologías sexistas entienden la sociedad como sistema jerárquico y adhieren distintos prejuicios que les permiten construir otras jerarquías. Por último señala que: “El sexismo no es un fenómeno de hombre y mujeres sino que esta enraizado en el corazón de las sociedades jerárquicas y discriminadoras”.

La brecha de género desde las minorías sexuales, las migrantes y las indígenas

Por último, Amparo Bravo expuso sobre la situación de las mujeres en la facultad, y como institución se refirió a tres aspectos de mejora en el Informe GET. El primero tiene que ver con que las investigaciones dejen de analizar la situación de género de una manera binaria, y comiencen a avanzar en el levantamiento de datos relacionado a las diversidades sexuales y su respectiva información, como la distribución ocupacional, las características laborales, el acceso a educación y, en general, los cómo se ven representados sus derechos sociales. En segundo lugar, propone incorporar datos de inmigración y etnia, pues la mayoría de los trabajos remunerados de estas mujeres son de carácter doméstico y/o de limpieza, conocidos por ser bastante precarios. En este sentido, no sólo es importante su recolección de datos, sino también su visibilización. Y por último, cabe preguntarse y cuestionar “cuáles son las aspiraciones y expectativas que tenemos las mujeres al entrar en el sistema económico actual, que cómo sabemos, hoy día esta mayoritariamente pensado y regulado por hombres”.